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Trastorno - critica de cine
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Trastorno

Hermana blanca trastornada busca...

Un artículo de Juanma Martín || 20 / 11 / 2006

Si de entrada el mayor artífice de una película nos dice que su obra se debe a un encargo y que no ha pretendido en ningún momento eludir los referentes cinematográficos, sino que más bien ha querido homenajearlos haciendo uso y abuso de los elementos que conforman una cinta de género -en este caso el de thriller con "amigo/familiar-psicópata"- llegando a copiarlos descaradamente en algún que otro momento, no nos vamos a andar por las ramas intentando buscar peras al olmo. Trastorno (2006) es el primer largo en solitario de Fernando Cámara tras su debut junto a David Alonso en Memorias del ángel caído (1997), una excelente carta de presentación que prometía nueva vida para el fantástico nacional y auguraba mejores proyectos para sus jóvenes realizadores que esta historia, la de dos hermanas huérfanas desde pequeñas que un fin de semana cualquiera se reencuentran en la casa de una de ellas.
Allí, la anfitriona vive holgadamente con su marido y espera un hijo de siete meses, la invitada se presenta con un joven al que apenas conoce fingiendo ser muy feliz, aunque pronto se desvelará como una enferma mental trastornada (de ahí el título) por un aborto sufrido a los dieciséis años que le produjo desgarros en el útero siendo ahora incapaz de concebir un niño. La locura y la envidia se cernirán sobre ella y el miedo y el terror sobre la primera.

Destacable por ser una de las escasas aportaciones nacionales a la lluvia de producciones de género cuyos argumentos tontean con todas las variantes posibles del esquema "yo era muy feliz hasta que un psicópata se coló en mi vida", el que ahora nos ocupa vuelve a repetir los mismos errores que cintas tan celebradas en su tiempo como De repente, un extraño (1990), de John Schlesinger, Durmiendo con su enemigo (1990), de Joseph Ruber, o Falsa seducción (1992), de Jonathan Kaplan, a saber: todo en la historia resulta previsible de principio a fin, las acciones que viven los personajes responden claramente a imperativos del género más que a un trabajo concienzudo de guión y todo se desenvuelve dentro de los manidos tópicos de un tipo de historia en el que (parece) resulta imposible aportar algo minímamente original o nuevo. Si acaso queda cebarse en el despilfarro de sangre y violencia para ir un poco más allá de lo que fueron los antecesores, aunque esta no sea la opción más recomendable.

No obstante, Cámara suple la falta de originalidad de la propuesta con una competente y detallista puesta en escena, que le otorga no pocos puntos a su favor y nos hacen pensar en otro estreno reciente (también un encargo) de un director nuevo que impuso su indiscutible oficio y talento a las llamativas limitaciones del argumento prestado. Hablamos de Jesús Ponce en Skizo (2006). Como él, Cámara aprovecha el relato de Trastorno como trabajo preparatorio para lo que puede ser una interesante carrera cinematográfica, aportando a la consabida intriga un punto de interés merced a unos encuadres ajustados y un ritmo elegante y sobrio que da al producto cierta clase de la que carecería de haber caído en otras manos. Lástima que todos estos elementos hayan sido utilizados en un enjendro semejante, en el que el director, por otro lado, demuestra tener poco ojo a la hora de buscar el impacto y el efecto de miedo en el espectador basándose en un truco tan barato como es una ensordecedora banda sonora que se hace demasiado presente en los momentos más inoportunos, en lugar de jugar con la luz, el sonido directo y el montaje para crear la atmósfera necesaria.

A esa técnica le acompaña una poco acertada dirección de actores, en la que sobresale Najwa Nimri por méritos propios: se mantiene todo el filme en un estado lineal y saca adelante su personaje sin demasiado esfuerzo. Mientras que Ingrid Rubio sostiene el peso del metraje sobre sus hombros bastante bien durante la primera parte, en la segunda pierde el norte y comienza una increíble y casi irrisoria andadura pasada de tuerca que da al traste con la verosimilitud de la historia. Como sucedía en los referentes más inmediatos de Trastorno, La mano que mece la cuna (1991), de Curtis Hanson, y Mujer blanca soltera busca... (1991), de Barbet Schroeder, la buena factura técnica no salva una trama repleta de incoherencias y efectos truculentos que no pasará a los anales del cine español, pero otorgará a su realizador el rodaje suficiente como para abordar mejores (esperemos) empeños en un futuro no muy lejano.

FICHA TÉCNICA DE TRASTORNO

Título original: Trastorno (Demented)

Fecha de estreno: 17-11-2006

Año: 2006 Duración: 86 min

Director: Fernando Cámara

Guión: Patxi Amezcua
Intérpretes: Najwa Nimri, Ingrid Rubio, Pep Munné, Juan Sanz, Cristina Higueras, Carlos Blanco.

Lo mejor:  

- La aplicada interpretación de Najwa Nimri.
- Una buena factura técnica que disimula los (supuestos) bajos costes de la producción.

Lo peor:

- Una segunda parte efectista y grandilocuente, potenciada por la molesta y atronadora música.
- La sobreactuación en la parte final de la, en otras ocasiones, excelente actriz Ingrid Rubio.

Puntuación:

3

Thriller de previsible desarrollo, pocas pretensiones y menos resultados.



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