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River Queen - critica de cine
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River Queen

Nuevos géneros cinematográficos. Hoy, el caos

Un artículo de Diego Salgado || 25 / 4 / 2007

Ambiciosa co-producción entre británicos y neozelandeses, catastrófica a nivel narrativo y no menos incoherente en lo relativo a sus inquietudes formales y temáticas

Nueva Zelanda, 1868. Sarah O’Brien (Samantha Morton) es la hija de un médico irlandés (Stephen Rea) que ejerce en un puesto colonial británico situado en la frontera con el territorio aún dominado por los nativos maoríes. La joven se debate entre sus raíces europeas, representadas por su padre y por su amigo el soldado Doyle (Kiefer Sutherland), y las locales, ya que tiene un hijo nacido de sus amores con un joven de los alrededores. Sarah terminará tomando partido por uno de los bandos en guerra cuando se embarque en la aventura de recuperar a su pequeño, secuestrado por su abuelo maorí.

No sabemos si el argot cinematográfico anglosajón contemplará algún término, una palabra sincrética y expresiva del tipo messiemovie, overshitstuff o similar, para definir películas como River Queen; ese tipo de superproducciones cuyos agitados rodajes marcan sus imágenes de una manera tan familiar, que podrían agruparse en un nuevo género con señas de identidad formales no menos evidentes que la comedia romántica o la ciencia ficción.

Uno de los reyes de tal género sería Vincent Ward (1956), que ha realizado tan solo dos cortometrajes y cinco largos en treinta años, y cuya biografía abunda en episodios de filmaciones al límite, proyectos abortados, triunfos relativos y fracasos épicos. Sus dos primeras películas, Vigil (1984) y Navigator: Una Odisea en el Tiempo (1988), compitieron en Cannes y pusieron el cine neozelandés en el mapa. En ellas manifestaba un estilo de rasgos ascéticos y esteticistas que delataba sus orígenes como artista plástico, así como ciertas dificultades para apurar las posibilidades de sus propuestas. En El Mapa del Sentimiento Humano (1993), rodada en parte en el Círculo Polar Ártico, añadió un interés por las paradojas de la identidad cultural presente también en River Queen y connatural a la formación de su país como estado; mientras que Más allá de los sueños (1998), segunda incursión en Hollywood tras su espectral experiencia con Alien 3 (1992), fue una megaproducción tan revolucionaria en el uso de los efectos digitales como plúmbea narrativamente y desastrosa en taquilla. También deben citarse su colaboración en las primeras fases de El Último Samurai, y sus trabajos publicitarios y como productor.

Sobre River Queen ya se difundieron noticias, con motivo de su estreno hace más de un año en las antípodas, relativas al divismo de Samantha Morton (al parecer tan prepotente en vivo como sugiere habitualmente en pantalla); sobre las maldiciones folclóricas y los accidentes acaecidos durante su rodaje; y en torno al despido de Ward cuando todavía quedaba por rodar un tercio del guión (fue sustituido por el director de fotografía, Alun Bollinger) y su regreso durante la post-producción, que requirió la filmación de escenas adicionales. Panoramas semejantes no han impedido a muchas películas (baste citar Apocalypse Now) alcanzar la categoría de obras maestras absolutas, y en este caso tampoco impidieron que River Queen fuese un éxito en Nueva Zelanda, si bien por razones más bien intransferibles (“Es mi Historia, es vuestra Historia. Todos los neozelandeses deberían ver esta película”, proclamaba el crítico Alexander Bisley) y en el fondo desdeñables. Lo que cuenta al otro lado del mundo, aquí o en la galaxia de Andrómeda, es el cine. Y en ese aspecto, River Queen es una calamidad.

Como ya se ha apuntado, de principio a fin se perciben las huellas tristemente reconocibles del caos: planos generales de gran belleza pero escasa relación no ya dramática, sino cromática, con los que desarrollan los hechos, pese a la machacona voz en off de Sarah, que ahoga las sugerencias que pudieran emanar de las imágenes más poéticas y detalla desvergonzadamente lo que brilla por su ausencia en las descriptivas. Conversaciones igualmente enunciativas y artificiales entre un elenco de personajes que aparecen y desaparecen a capricho. Elipsis ejecutadas con una sierra mecánica entre secuencias telegráficas. Una banda sonora que alterna sin demasiada fortuna y a destiempo lo sinfónico con los gorgoritos étnicos y new age

El desinterés del espectador es irreversible transcurrida una hora, y da paso a la hilaridad en una batalla que se pretende el núcleo emocional y dialéctico de la película y que no desmerecería incluida en Hot Shots! La escena comienza con un destacamento británico caminando por el bosque. El malvado militar al mando nos aclara casi mirando a cámara, mientras observa a unas jovencitas nativas saltando a la comba semidesnudas: “¡Malditos, nos han tendido una trampa!”. Lo que sigue es un galimatías de varios minutos donde apenas se distingue quién dispara a quién y en el que se alternan planos de Samantha Morton chillando al ralentí, su niño rematando a hachazos a algún herido, Kiefer Sutherland pensando en sus cosas y un líder maorí acostándose con una vecina. Literalmente.

Poco importan pues las pretensiones de Ward, que se inspiró en historias reales para escribir el guión, ni el mimo puesto en el vestuario y los escenarios, ni algún plano tan extraordinario como el que certifica la muerte de uno de los protagonistas merced a unos pajaritos, ni ese momento clave en el que alguien canta el tradicional “Londonderry Air” en maorí. A River Queen, seamos espontáneos, no hay por dónde cogerla. Y a quien se le ocurra tildar al desaguisado de “apasionante ficción antropológica llena de rasgos autorales” o alguna tontería parecida, que revise una obra de arte a la que recuerda en algunos momentos la mediocridad que nos ocupa, pero que se halla a años luz en cuanto a sabiduría creativa: El Nuevo Mundo.

El género al que pertenece River Queen es, lo llamemos como lo llamemos, el mismo en el que tendrían cabida Revolución (Hugh Hudson, 1985), Michael Collins (Neil Jordan, 1996) o Alatriste (Agustín Díaz Yanes, 2006). Es decir, el del ladrillo más o menos historicista sin alma ni sentido. Mierda, seguro que los norteamericanos tienen una sola palabra para eso.

FICHA TÉCNICA DE RIVER QUEEN

Título original: River Queen

Fecha de estreno: 20-04-2007

Web oficial: www.riverqueenthemovie.com |

Año: 2005 Duración: 114 min

Director: Vincent Ward

Guión: Vincent Ward, Toa Fraser
Intérpretes: Samantha Morton, Stephen Rea, Cliff Curtis, Kiefer Sutherland, Temuera Morrison, Anton Lesser.

Lo mejor:  

-La fotografía en algunos planos.

Lo peor:

-El caos narrativo.

Puntuación:

2

Reservada a quien, contra viento y marea, siga empeñado en defender la carrera de un cineasta cuyas ambiciones nunca se han visto del todo respaldadas por el talento.



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