Tras la ruptura de su matrimonio, las amigas de Sylvia Ávila (Amy Brenneman) deciden animarla y acompañarla en la medida que les sea posible. La mejor opción parece ser la de crear un Club de Lectura sobre la escritora Jane Austen a cuyas novelas son todas aficionadas. Cada mes una de ellas preparará un encuentro sobre un libro de la autora que el resto habrán releído. Así cumplen un triple objetivo: la distracción de Sylvia, el análisis del estado de los sentimientos de cada una y la búsqueda de pareja para la recién divorciada.
Al margen de los géneros cinematográficos conocidos existe una clasificación no descrita en ningún tratado ni etiquetada en las estanterías de videoclubes y videotecas: películas para chicos y para chicas. Los menos atrevidos también las denominan como "de acción" o "de aventuras" para el primer grupo o "de amor", "bonitas" o "de mujeres" para el segundo. Pues bien, Conociendo a Jane Austen es una película para chicas con todas las virtudes y defectos que esta etiqueta conlleva. La sola contemplación del cartel hace que a los chicos se les disparen las pupilas a la búsqueda de los trapecios de Stallone o los antebrazos de Arnold en el frontispicio del cine al que le lleva su pareja en la tarde del sábado.
El cine para chicas se caracteriza por contar al menos una historia de amor y por la recreación de toda la gama de sentimientos que el hecho del enamoramiento acompaña: el dolor, la euforia, la nostalgia, la esperanza, la pérdida. No hay mujer que no espere ser conquistada, decía el cartel de un film. Y bajo esta premisa pivotan una amplia gama de emociones que la gran mayoría de las personas de sexo masculino procuramos ignorar por incapacidad, dolor o porque no nos parece bien visto. Te quiero y punto. Como para sacar de ahí una película.
El caso es que Conociendo a Jane Austen es la correcta puesta en imágenes de algunas de las variantes amorosas conocidas: separada en busca de sí misma y posibles nuevos candidatos; independiente que rehuye las relaciones de pareja; madura serena y con experiencia, joven promiscua con tendencia a la decepción; primerizas en la tentación del adulterio. Todas ellas encuentran un rechazo o una refutación a lo que hacen en los argumentos y personajes de Austen que repasan mensualmente. La corrección política, el formato repetitivo, la amabilidad formal y técnica de la dirección de Robin Swicord (guionista de Memorias de una geisha, Matilda o Mujercitas) sin ni una sola estridencia y el eficaz tono interpretativo de todas las actrices convierten la cinta en algo anodino y fácil de olvidar. Ni siquiera apetece adentrarse en el mundo de la autora, algo que sí sucedía en alguna de las excelentes adaptaciones que ha tenido su obra: Sentido y sensibilidad (Ang Lee, 1995) y Orgullo y prejuicio (Joe Wright, 2005). Lástima desperdiciar el talento e intensidad de Maria Bello y la madurez interpretativa de Kathy Baker en unos personajes tan poco complejos y complacientes.