Paso de ti se inscribe dentro del subuniverso fílmico creado por Judd Apatow en cintas dirigidas por él como Virgen a los 40 o Lío embarazoso, y reforzado por otras donde su participación no era tan directa, como fue el caso de Supersalidos (Greg Mottola, 2007). En esta ocasión tenemos de nuevo a Apatow limitándose a tareas de producción, usado como obvio reclamo publicitario para una historia que sigue fielmente los parámetros de los títulos anteriores.
El músico Peter Bretter acaba de ser abandonado por Sarah, su novia. Intentando sobreponerse de la terrible depresión que la ruptura ha supuesto para él, y tras un largo período de desorientación, se marchará a pasar unos días de relajación a Hawai, donde tiene la desgracia de hospedarse en el mismo hotel que su ex y su nueva pareja, un músico británico cuyo amaneramiento le asemeja a un Jack Sparrow rejuvenecido. Evidentemente, de este modo al pobre Peter le resultará muy difícil olvidar a Sarah Marshall (el nombre original de la cinta hace referencia a ello).
Además de recordar a los anteriores títulos donde ha estado implicado Judd Apatow, a uno le viene a la mente el último film estrenado hasta el momento de Peter y Bobby Farrelly, Matrimonio compulsivo. Allí también teníamos una localización exótica (México en aquel caso), y una buena colección de personajes secundarios para dar color a una comedia romántica algo bruta. Eso sí, en esta Paso de ti el nivel de irreverencia está más controlado y no se intenta crear un humor tan bestia, aunque hay espacio para una buena colección de chistes y frases ingeniosas (sobre todo esto último) que dejan un buen sabor de boca al finalizar la proyección.
Jason Segel (de la gran serie de televisión Cómo conocí a vuestra madre) es quien firma el guión y además da vida de forma acertada al protagonista calzonazos que se pase la mitad del metraje sollozando, cuando no llorando a pleno pulmón. Le da la réplica Kristen Bell (de las también televisivas Veronica Mars y Héroes, por ejemplo), y tras ellos aparecen en roles secundarios muchas caras ya conocidas de anteriores productos de la factoría Apatow.
De todos modos, su excesiva duración acaba jugando en contra de la efectividad de la propuesta. A partir de la primera hora, por cada situación ingeniosa que intenta levantar el vuelo tenemos unos cuantos minutos que sólo sirven para alargar innecesariamente una comedia que podría haberse ajustado perfectamente a los 90 minutos reglamentarios sin resentirse demasiado. Máxime cuando el argumento tampoco deja mucho espacio para la sorpresa y es una mera excusa para servir de hilazón a los diversos chistes que se van dejando caer aquí y allá. Aun así queda como un digno entretenimiento.