Niveles de audiencia pobres, desprecio generalizado del que debería ser su público, eternas luchas víctimistas (repentina y preocupantemente apaciguadas), confrontaciones políticas... y una total confusión al identificar el problema. Lejos de pretender hurgar en la herida, esta pretende ser una enumeración de las causas por las que nuestro cine falla y de los aspectos que deberían, siquiera de reojo, contemplarse para recuperar posiciones.
5.Profesionalidad 2: Estética de cine
Abundando en lo anterior, el cine debe parecer cine. No debe parecer TV (especialmente, la TV española, que no debería tampoco parecerse a sí misma), no debe parecer un anuncio de Ikea (siguiendo con lo de la TV...) ni un video amateur recogiendo la fantástica idea que se les ha ocurrido a cuatro amigos en etílica inspiración.
Y eso significa cosas como evitar un bruñido mobiliario recién salido de fábrica y con el precio todavía colgando en el cine de época, que a su vez no puede parecer siempre un baile de disfraces de estética fallera.
Si construimos decorados, que no parezca una función de teatro escolar. Hay algo visual que el espectador percibe en conjunto, y cosas como desgastar el atrezzo en los casos mencionados responden a una visión global de la que debe encargarse un tipo que haga de diseñador de producción, y el director ha de fijarse en lo que se ve en pantalla. Que no parezca (se siente) cine español. El público lo agradecerá.
6.Ritmo
Hay innumerables citas al respecto, pero vale una de Billy Wilder: “en Europa puedes hacer un plano de varios segundos enfocando el cielo, en EEUU la gente acaba esperando que aparezca un avión”. Cierto, con una salvedad: en Europa la gente acaba viendo cine de EEUU.
Hay que lograr que independientemente del grado de atención que tenga el espectador, INCLUSO independientemente de la historia que se quiera contar, éste se sienta atraído por un ritmo que le guste atender. No importa si es un drama reflexivo sobre la soledad del hombre, el miedo a la muerte o las parafilias sexuales de un esquimal de la tercera edad: que haya que atender a su historia es algo que le compete al ritmo, los planos huecos para la reflexión son sólo planos huecos. La reflexión que uno no ha puesto y que suple con silencios perezosos o bandas sonoras cargantes, no tiene por qué ponerla otro.
Y la gente se duerme (y sí: hay maestros que saben hacerlo, y gente somnolienta que los agradece).
7. Menos es más
Si tan difícil es sacar una película adelante presupuestariamente, mejor aunar recursos, sacar menos, con mayor nivel para competir y de más calidad. Las estadísticas de los últimos años demuestran de forma clara que a mayor producción de películas, menores ingresos y recaudaciones. A la semana de 10 estrenos prácticamente sólo 2 son rentables (pero mucho, y ese mucho es la clave).