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El Motorista Fantasma - critica de cine
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El Motorista Fantasma

El flameado de Marvel

Un artículo de JBA || 22 / 2 / 2007

En un entrañable episodio de la séptima temporada de Los Simpson, Bart, castigado por profanar la iglesia con la sustitución de cánticos religiosos por un himno del rock, vende su alma a su compañero de castigo y amigo-chivato Milhouse por 5 escasos dólares. En esa etapa de la serie Al Jean todavía no es guionista jefe en solitario, y esta ofrece episodios sin su ritmo espídico y con espacio para algo de humanidad o quizá incluso de enseñanza. El irreverente Bart, pues, aprende la lección: el tema del alma puede tener más seriedad de la que él podía intuir. Al menos tiene algún efecto sobre la fotocélula del badulaque.

Si uno divaga y se lanza a recordar a Los Simpson en una película como El Motorista Fantasma, es por dos motivos. Primero, víctima de la devoción y al tiempo recurrencias televisivas de cierta cadena de televisión -que en el pasado ahogó en su cenagal a personajes como Urkel y Will Smith y parece intentar hacer lo propio con la familia amarilla-, Los Simpson está permanentemente en el subconsciente de quien escribe estas líneas. Segundo, y como consecuencia de lo primero, uno recuerda con cierta asiduidad la facilidad y efectividad de la familia de Homer para hacer parodias de series, noticiarios, programas televisivos y películas.

Ahondando en el segundo motivo, determinadas parodias hechas en la obra de Matt Groening son tan preocupantemente certeras que si en la vida real cambiaramos a personas de carne y hueso por dibujos amarillos de cuatro dedos, nos encontraríamos con una hilarante escena crítica para alguna aventura de Homer y compañía. El Motorista Fantasma, basada en uno de los personajes secundarios de la Marvel y que finalmente ha permitido a Nicolas Cage congraciarse con su vocación comiquera, en demasiados tramos se encuentra en ese grave punto parodiable, más allá de la venta del alma a Mephistopheles por el ingenuo Blaze. Podría llegar a plantearse que su director tiene guiños de cómico frustrado, o que rinde culto a la cutrez consustancial de la serie B más clásica de forma constante, o que su nulo talento como guionista, escondido en la excusa viñetera que camufla a su vez su incapacidad para distinguir cómic y cine, es el verdadero responsable de firmar bodrios como Dare Devil.

No hay que engañarse, si alguien como Mark Steven Johnson ha vuelto a dirigir tras humillar al diablo rojo, si ha vuelto a hacerlo con la excusa cómic, si Mr.Cage ha confiado en él (o en muchos dólares, o en su malsana obsesión por encarnar a un super-héroe) probablemente se explique porque su mentalidad adolescente y su simplicidad grotesca puede conectar con una parte importante del público, al menos a los ojos de los todopoderosos productores. Diálogos huecos burdamente hilvanados desde el tópico, escenas atropelladas, falta de coherencia o de sentido argumental, todo agravado con las exageraciones que en el cómic visten a las mil maravillas y que en pantalla exigen de un mínimo de tratamiento de adaptación. Con esa mezcla puede que resulte fácilmente inteligible para el público amante del espectáculo más hueco y simple, que conectará con el que atiende a los saltos imposibles de Johnny Blaze (Nicolas Cage), esperando veladamente catar algo de sangre agonizante.

El caso es que Steven Johnson tiene algo de adolescente que debió hacer pensar, junto a sus escasas luces que le impedían excesivas complicaciones, que conectaría con el target de la película. La cualidad juvenil que le asiste está no obstante lejos de la que alimenta la fantasía de genios como Tim Burton y deja espacio para su talento: la suya se limita a la visión de un freak aficionado que se encuentra constantemente en inferioridad de condiciones frente a todo reto que se le presenta.

En El Motorista Fantasma, estas “cualidades” se presentan de forma desigual. Los pequeños decorados, los públicos simplificados de pequeños encuadres, el cocinado ultra-rápido siguiendo la lógica del simple que trata de cumplir con lo que se espera de él y que puebla su metraje de personajes ridículamente forzados con la misma excusa repetidamente (sí, el cómic tiene su propio lenguaje y ahí las cosas visten de distinta forma), se alternan con un diseño de producción que en algunos tramos sube puntos de forma anormal para el nivel que marcaban los inicios. Esto porque cuenta con escenas de un pulido estético impropio gracias a la labor de diseño de producción de Kirk Petrucelli (experimentado en estas lides con Lara Croft y Blade) en que no obstante el director tiene espacio para hacer de las suyas: ejemplo ilustrativo el del puro personaje simpsoniano que es Caretaker, quien llegado el punto se alía con Blaze para dar lugar a una de las más épicas escenas recordadas en mucho tiempo con un aspecto asombroso con ambos cabalgando hacia el horizonte… de apenas 40 segundos, truncada y sin coherencia argumental alguna.

En el desenlace final su avezado guionista y director debió creer estar dando con algún hallazgo asombroso al construir un motivo para dar el cierre con lógica netamente superior a todo lo que fue capaz de cocinar en, otra vez, esa Dare Devil estomagante y más regular a la hora de mostrar sus vergüenzas. Con todo, en ese momento uno sigue pensando en los Simpson, esta vez en el episodio en que Otto, tratando de lograr el carnet de conducir (Otto Show, tercera temporada), se dirige imprudente a una de las cuñadas de Homer en tráfico (donde ejercen de examinadoras) preguntándole si siempre ha sido una mujer, si antes no era un hombre, señalándole que por él no hay problema que es muy liberal. ¿Le preguntaría el palíndromo conductor de autobús, otro jinete del heavy metal con vínculos comiqueros, lo mismo a la partenaire de Cage doña Eva Mendes? Servidor lo entendería como una pregunta pertinente.

FICHA TÉCNICA DE EL MOTORISTA FANTASMA

Título original: Ghost Rider

Fecha de estreno: 16-02-2007

Año: 2006 Duración: 114 min

Director: Mark Steven Johnson

Guión: Mark Steven Johnson
Intérpretes: Nicolas Cage, Eva Mendes, Wes Bentley, Sam Elliott, Donal Logue

Lo mejor:  

-Algunas escenas con gran poder visual.

Lo peor:

-La inutilidad de esas escenas... y el resto.

Puntuación:

3

Ultras del cómic, subir dos puntos, adversos o escépticos, bajarlos.

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