Propuesta cuyo argumento supone a priori su máximo reclamo.
Aunque realizada en 2010, llega ahora este filme del alemán Tom Tykwer, quien después de su aventura norteamericana con The international: dinero en la sombra que corrió desigual fortuna, decidió volverse a tierras europeas para proseguir su carrera y volver a aquellos ambientes que mejor le definen, más cercanos a filmes suyos como Corre, Lola, corre o Heaven. Cosmopolitismo, azares casi imposibles, modernidad y unos cánones formales voluntariamente renovadores se unen en esta propuesta cuyo argumento supone a priori su máximo reclamo.
Three muestra a uno de esos matrimonios berlineses ultra cool que viven su existencia de una forma más o menos relajada entre libros y obras de arte. Ella tendrá una aventura con otro hombre mientras que este también caerá en brazos del marido, formando un triángulo equilátero que terminará por convertirse en un poliedro mucho más complejo. Es la aceptación de esta situación la que verdaderamente supone un desafío para parte de la audiencia aunque la inclusión de unas leyes de la casuística demasiado forzadas hace mella en la eficacia del relato.
Lo cierto es que Three es de aquellas películas que, inevitablemente, dejan la sensación de decepción por quedarse a medio camino. Si bien su planteamiento y ciertos pasajes de desarrollo iniciales crean fascinación, gracias en parte al excelente trabajo del terceto de actores (en especial, Sophie Rois), los acontecimientos que precipitan el desenlace pueden entenderse como el recurso más fácil que uno puede imaginarse dado su difícil material de base.
Tykwer toma el triángulo referencial sobre el que trata el filme y lo vuelve su principal baza para estructurar narración y recursos de estilo. De este modo, asistimos al despliegue de un gran dispendio de formas para desarrollar el conocimiento del tercero en discordia por parte de los miembros del matrimonio. Una vez la tríade de personajes se ha consolidado como algo que puede perdurar, la historia parece abandonar la valentía demostrada y retrocede hasta a un terreno más moralista y vacío de contenido.
Pero no se le puede negar a Tykwer que, una vez más, ha creado una de esas obras muy europeas, arties y estilizadas que tienen suficiente carga formal para merecer su visionado. Incluso, podríamos decir que muestra una cierta voluntad de experimentación en la exposición visual de los hechos que se cuentan. Con esta nueva el realizador dibuja a unos personajes muy modernos e intelectuales, con los que apenas nadie logrará empatía. Con todo, su audacia y su anhelo de remover ideologías superan el número y hacen que Three sea algo más que un simple tres.