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4 meses, 3 semanas, 2 días

Del terror como cotidianeidad

Un artículo de Diego Salgado || 29 / 1 / 2008

Magnífica realización del rumano Cristian Mungiu, aunque su extrema sordidez no sea del agrado de todos y limite un tanto el alcance de la ficción

Ahora que ciertos sectores ultramontanos españoles intentan reabrir debates absurdos sobre derechos tan básicos como el de la mujer a decidir responsablemente sobre su propio cuerpo, viene muy bien el estreno del segundo largo de Cristian Mungiu, galardonado con la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes. Porque la angustiosa odisea de Gabita (Laura Vasiliu) para abortar en la Rumanía de los ochenta con la complicidad de su compañera de estudios Otilia (Anamaría Marinca), sirve para recordarnos el efecto de un régimen represivo sobre la vida de los individuos, así como la importancia de unas libertades que disfrutamos en Occidente sin conciencia real de su valor, lo que aprovechan algunos para intentar socavarlas en nombre de sus creencias privadas, ante la incomprensible pasividad de quienes debieran responder contundentemente.

Por la época y el contexto histórico en que se desarrolla, 4 meses, 3 semanas y 2 días -cuyo título hace referencia al estado de gestación de Gabita- podría constituir un díptico complementario con La Vida de los Otros, el film de Florian Henckel von Donnersmarch sobre la Alemania Oriental de 1984 (es obligado citar otro film espléndido con temática similar y poco conocido de 1992, Dulce Emma Querida Bobe). Pero mientras la cinta germana aspiraba a ser un ambicioso fresco en el que se imbricaban lo personal, lo político y lo sociológico, 4 meses… forma parte de un proyecto denominado ‘Retratos de la Edad de Oro’ cuya recreación del comunismo que asoló Rumanía entre 1946 y 1989 será elíptica, se perfilará a través de historias protagonizadas por personas anónimas que hubieron de sobrevivir a una cotidianeidad enferma como mejor pudieron.

Mungiu al menos lo ha conseguido. No hay en su película referencias, y mucho menos críticas explícitas, al entorno histórico en el que se desenvuelven Otilia y Gabita. Pero en las horas que abarca la ficción cada detalle, desde la compra de unos cigarrillos a la reserva de una habitación de hotel, desde la relación con el abortista a una cena en familia, da cuenta de un ambiente absolutamente irrespirable, marcado por el miedo, la desconfianza y la resignación. Y no hay, pese a que los intentos de Otilia por ayudar a su amiga lleguen a emocionar por su arrojo, ningún asomo de esperanza o redención en ese presente pasado en el que nos sumerge 4 meses… con un extraordinario trabajo de cámara y fotografía. Un trabajo muy elaborado, que privilegia la atmósfera, los planos largos y las presencias y ausencias de los intérpretes en el encuadre, y que es de agradecer en estos tiempos que han ligado el realismo al montaje acelerado, la epilepsia de la cámara, y el descuido de los aspectos escenográficos y fotográficos más elementales.

Late sin embargo en esta opción formal quirúrgica, despiadada, que adopta Mungiu una cierta complacencia con lo abyecto que algunos considerarán imprescindible para culminar adecuadamente el relato, que encantará a determinados sectores de crítica y público paradójicamente instalados en el mejor de los mundos posibles, y que a servidor le ha parecido excesiva en algunos momentos. Y no vamos a apelar a argumentos relacionados con humanismos bienintencionados o con el no querer ver determinados temas desagradables en pantalla, sino a la simple verosimilitud: forzar el cuadro tenebroso hasta el extremo de que todos los recepcionistas sean desconsiderados, todos los hombres unos tarugos y todas las situaciones invariablemente sórdidas, niega otras facetas que enriquecen cualquier realidad por triste que ésta haya sido. Es un maniqueísmo al que en España estamos acostumbrados, y por el cual parece que durante el franquismo nadie pudo ser feliz, tener ilusiones, cumplir con sus sueños o siquiera reírse, cuando pese a todas las dificultades sí hubo gente capaz de ello. O que luchó por cambiar las cosas y no resignarse a indignidades y tormentos como los que muestra con delectación 4 meses, 3 semanas y 2 días.

FICHA TÉCNICA DE 4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS

Título original: 4 luni, 3 saptamini si 2 zile

Fecha de estreno: 25-01-2008

Web oficial: www.golem.es/4meses3semanas2dias |

Año: 2007 Duración: 113 min

Director: Cristian Mungiu

Guión: Cristian Mungiu
Intérpretes: Anamaria Marinca, Laura Vasiliu, Vlad Ivanov, Alex Potocean, Luminita Gheorghiu, Adi Carauleanu

Lo mejor:  

-El formidable trabajo formal de Mungiu.

Lo peor:

-La delectación en los aspectos exclusivamente sórdidos de la narración.

Puntuación:

7

Para quien no sea consciente de las libertades, ganadas a pulso, que disfrutamos en una sociedad como la nuestra.



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