Juanma Bajo Ulloa

Entrando en el cine español... tu discurso en torno a la situación es particularmente elocuente en cuanto a la gran distancia que lo separa del que debería ser su público. Llama la atención puesto que tu filmografía ha sido defensora de la personalidad y autoría dando un resultado que en muchos casos ha llegado mucho al espectador. ¿Cómo percibes desde esa posición que el público vea en ocasiones en esa autoría una excusa para alejarse de la más remota posibilidad de ser rentabilizadas?
Las películas pueden ser o no ser rentables económicamente, pero existe también una rentabilidad artística o cultural. Creo que es justo exigir al productor y autor que ofrezcan, en un nivel razonable, al menos alguna de estas rentabilidades. En la práctica no es así.

Cadenas de TV se han quejado en los últimos años de que a más películas al año, el resultado ha sido proporcionalmente peor. ¿Crees que se hace demasiado cine en nuestro país con poco criterio y que con menos películas de mayor dimensión podría arreglarse algo del problema?
El asombroso hecho de que las cadenas y el ICAA sean, en manos de sus funcionarios, los que deciden qué películas se hacen o no cada año, ha provocado que el panorama actual y futuro se presente inquietante. Un productor sin escrúpulos y con buenos contactos puede financiar una película con un nuevo realizador “subvencionable”, y una cara televisiva sin talento, y recoger su beneficio sin necesidad de estrenar o haciéndolo sólo como un mero trámite burocrático. Esa es la fórmula actual más extendida y aceptada institucionalmente.

En conjunto y a propósito de los últimos cambios en el marco legal, ¿crees que se camina hacia el cambio positivo, o que se sigue profundizando en el problema como algunos críticos al sistema actual advierten (a propósito de la falta de “necesidad” de llegar al público propia de un sistema financiado artificialmente)?
No veo cambio a corto plazo, ya que la fórmula que he descrito antes está probada y asegurada mientras sigan las mismas leyes y el mismo temor a levantar la voz y cambiar las cosas. Nadie quiere enfrentarse y el miedo provoca el silencio. ¿No es extraño que en una cinematografía completa no haya ni una voz crítica, ni un disidente? En ese caso, todo debe estar perfecto así.

En ese tema de producción, has cargado en alguna ocasión contra la figura de los productores y la falta de profesionalidad u honestidad de muchos de los que actúan en España, una crítica que comparten muchos otros realizadores. ¿Alguno del gremio te ha reprochado alguna de tus opiniones? ¿a tu juicio hay medidas que podrían resolver esta situación? (al margen de la guillotina que has propuesto alguna vez...)
No hay reproches cara a cara, se actúa con represalias profesionales o usando el poder mediático a su alcance para desprestigiar. Que es mucho.