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Por cada carcajada, una lágrima

Un artículo de José M. Robado || 30 / 7 / 2009

Ante el primer tráiler de una nueva película de Pixar suceden tres cosas: primera, sus imágenes se quedan grabadas en la cabeza; segunda, se busca desesperadamente la fecha de su estreno; tercera, se aguarda con impaciencia la llegada de ése día. Tras observar por primera vez ese millar de globos coloreados elevando la casa de un anciano al grito de “Yúuuujuuuuuu”, era fácil deducir que Up no iba a ser una película como las demás... pero, ¿alguna de las películas de Pixar ha sido "como las demás"?

Cuadrados y círculos


“Carl es, definitivamente, el personaje más complejo que Pixar ha creado.” -afirma Pete Docter, el director del film. Por primera vez, “...no hemos hecho ningún estudio de movimiento de personas reales ni de ropa para usar como referencia.” En el afán por acercarse a la sencillez de la animación clásica, los dos personajes protagonistas de Up apenas levantan un palmo del suelo comparándolos con sus homólogos en otras cintas del estudio. Para que un personaje animado tenga una definición realista de los movimientos debe tener una proporción entre su cabeza y su cuerpo de 6 a 1. “En Carl y Russell esta proporción es de 2 a 1...” -continúa Docter- “...por lo que debíamos buscar su expresividad en otro sitio”.

El uso de figuras geométricas les dio la solución. El cuerpo de Carl está formado por dos cuadrados, uno para el cuerpo y otro para la cabeza. “El cuadrado es una figura rígida, inmóvil, lo que explica perfectamente la situación de Carl tras la pérdida de su esposa.” Sin embargo Russell, está compuesto por dos círculos, “...Russell es la voluntad, la energía, el espíritu de ponerse en marcha ante el más mínimo estímulo.” El hallazgo multiplicó las dificultades de los animadores para dotar de realidad a unos personajes tan comprimidos en su diseño. “Teníamos el acercamiento a las caricaturas que deseábamos, pero no podíamos permitir que el público no se sintiese identificado con ellos.”

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Las voces de Up


A muchos de vosotros no os dirá nada el nombre de Ed Asner, pero a toda una generación de españoles la aparición de determinado actor calvo, bajito y con cara de persona seria y responsable en la televisión les hace pronunciar de inmediato: “Anda mira, Lou Grant”. Los creadores de Up no tuvieron ni una sola duda cuando dibujaron el primer boceto de Carl, ese avatar de Spencer Tracy al que pensaban dotar del humor de Walter Matthau. Este magnífico actor, presidente durante varios mandatos de la Screen Actors Guild, ganador de siete Emmys y cinco Globos de Oro, se sintió encantado con la propuesta, ya que su experiencia como doblador se limitaba a apariciones en Los Simpsons.

Encontrar a Russell fue más difícil. Querían a alguien que fuese divertido incluso hablando de cosas cotidianas. Los chicos de Pixar hicieron un casting entre niños de 9 a 10 años. A uno de ellos se presentó un crío apellidado Nagai, que realizó su prueba. A la salida, Nagai conversó con su hermano menor, Jordan, que le esperaba, acerca de su clase de judo. Bob Peterson, productor ejecutivo de Pixar, escuchó su voz y no dudó en hacerle también la prueba. “Es él. Es Russell.” -dijo Peterson tras escucharle. Jordan Nagai era capaz de hacerte reír simplemente explicando la rutina de su clase de artes marciales.

Para interpretar al temible aventurero que los protagonistas encuentran en la selva se eligió a Christopher Plummer. El actor no necesita presentación, Pete Docter lo resume así: “Con Christopher sólo era necesario hacer dos tomas para cada locución... y las dos eran buenas. No sabíamos cuál elegir.” Por último, John Ratzenberg, interpreta al temible constructor que acecha a Carl. John es el único actor que ha participado en las diez producciones de Pixar, lo consideran una especie de talismán.

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Disney y Pixar, un relación compleja


Que Luxo jr., el flexo que ejerce de logotipo para Pixar, nos mire desde su única bombilla-ojo con esa mezcla de seriedad y asombro desde la cabecera de los films del estudio no es fruto de la casualidad. Su biografía desde 1979 ha estado jalonada de éxitos pero también de luchas y enormes cantidades de trabajo.

Pixar nació llamándose The Graphics Group en 1979, una filial independiente de la Industrial Light & Magic de George Lucas dedicada a la creación de software de animación. Lucas quiso ver volar sola a la compañía dada la enorme calidad de sus trabajos (¿recordáis los FX de El joven Sherlock Holmes?) y se la vendió a Steve Jobs, que pasaba por allí con 10 millones de dólares después de su salida de Apple. Tras realizar una serie de brillantes cortometrajes Disney llegó a un acuerdo con Pixar para realizar dos largometrajes en los que poder incorporar sus magníficas innovaciones. El primero de ellos se llamó Toy Story (John Lasseter, 1992). Fue la primera película enteramente realizada en 3D y la primera en obtener un Óscar.

No hay que explicar que Disney amplió su acuerdo por cinco películas más, todo ello bajo el auspicio de Lasseter, antiguo trabajador y supervisor creativo de Disney. Pixar vio crecer su negocio desorbitadamente y Disney despidió a todos sus dibujantes rindiéndose ante la evidencia de que el futuro de la animación pasaba por el ordenador y el 3D.

Tras dos años de ruptura en 2004 debido al enorme poder adquirido por Pixar, Disney no pudo esperar más y la adquirió en su totalidad por 7.400 millones de dólares, cediendo la creatividad del estudio a los actuales directivos de Pixar y convirtiendo a Steve Jobs en uno de los mayores accionistas de Disney.