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Alejandro Amenábar - entrevistas de cine
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Alejandro Amenábar

Alejandro Amenábar

Director de 'Ágora'

Un artículo de Diego Salgado || 14 / 10 / 2009

Exhausto por una promoción que en el momento de esta entrevista apenas empezaba, Alejandro Amenábar se mostró sin embargo con FanDigital más que dispuesto a debatir su nueva película: ‘Ágora’, superproducción de ambientada en la Alejandría del siglo IV y protagonizada por Hipatia (Rachel Weisz), una astrónoma que opone al creciente fundamentalismo cristiano que bate contra los muros del Mundo Antiguo las armas de la razón [Fotografía: Nuria García].

AVISO: Este texto es un breve resumen del artículo de nuestra Edición Impresa

Cuando empezaste tu carrera, con títulos como Tesis (1996) o Abre los Ojos (1997), se te adjudicó una etiqueta de realizador de género, concretamente fantástico. Con cinco películas ya en tu haber, se aprecia otra cosa, un intento por recurrir a géneros variados (terror, fantasía, biopic, péplum) con los que el espectador está familiarizado, para darles una vuelta de tuerca con cierta intención ideológica.

Creo, a ver si esto no suena mal, que mi cine es contemporáneo, moderno, en el sentido de que trata sobre cosas que están ahí, presentes en nuestra sociedad; hasta Ágora, que se desarrolla hace dieciséis siglos, en realidad pretende hablar sobre nosotros. Eso puede implicar una mirada renovada sobre lo tradicional. Ahora bien, en cuanto a las formas, el modo que yo busco para conectar con los espectadores es bastante clásico, y lo clásico se mueve a través de los géneros: el musical, el western, el terror… yo, al contrario que otros cineastas de hoy, no siento un vacío a la hora de seguir esa ruta marcada por los clásicos porque la amo y creo que la conozco, la he mamado como espectador y la he disfrutado. Creo que conozco las claves de sus diferentes registros. Y, además, como para mí el cine tiene mucho de “viaje hacia”, y más en el caso de Ágora, que se ha llevado cuatro años de mi vida, nada mejor que un cambio constante de género para aumentar esa sensación de descubrimiento, de repensado de cada género que transito.

Dices que Ágora pretende hablar sobre nosotros, sobre el hoy. ¿Y qué quiere decirnos al respecto?

Que estamos en una época de cambio, de transformación. Todo ha entrado en cuestión, en decadencia, se pierde el rumbo; hay una suerte de desconcierto vital y cultural que puede inducir cambios. No necesariamente para peor, aunque debemos recordar que siempre que las democracias han estado en crisis se ha producido un auge de los extremismos, vuelven a surgir de debajo de las piedras los defensores de esas doctrinas totalitarias que prometen que todo volverá a funcionar bajo sus órdenes. En ese sentido, no me importa decir que Ágora, entre otras muchas cosas, es una reivindicación de la democracia.

Es interesante lo que dices, porque supone la defensa activa de ciertos valores en los que se asienta nuestra sociedad. Una actitud artística que no suele verse, con un componente cívico.

Hombre, sé que es peligroso que entremos en esos términos porque en el cine intervienen muchos parámetros, emocionales, de truco, pues las películas son ante todo un gran engaño, un maravilloso engaño. De modo que si empiezas a utilizar el cine como herramienta ideológica, puedes echarlo todo a perder. Yo confío en que, si bien es cierto que en mis películas cada vez se traslucen más aspectos políticos, un posicionamiento evidente ante ciertos temas, no olvidan nunca lo fundamental: hablarle al público de la realidad, de la fantasía que también es real, de ellos mismos. Curiosamente, en esta cuestión me encuentro escindido, pues cuando empecé tenía muy claro que el cine era algo completamente lúdico, ajeno a ideologías, y mi camino como director es una muestra clara de que estoy cambiando mi manera de pensar.

¿Cómo se afronta en 2009 una película sobre la Historia Antigua, un péplum? Aunque el género ha ofrecido en los últimos años ejemplos como 300 o Troya, se ve ligado irremisiblemente a su era dorada, hace medio siglo. ¿Te ha guiado la cinefilia, la curiosidad, el ansia de experimentar…?

Una vez te has dado cuenta de que lo que estás escribiendo es un péplum, porque transcurre en la Alejandría del siglo IV, porque hay romanos y egipcios y cristianos, no tienes más remedio que recurrir a la tradición cinematográfica, es un paso obligado revisar el pasado para echar la vista hacia delante. Mateo Gil [co-guionista y director de segunda unidad en Ágora] y yo volvimos a vernos todas esas películas, lo que no supuso ningún trauma porque lo cierto es que títulos como Ben-Hur, Espartaco o La caída del Imperio Romano me encantan. También películas sobre la vida de Jesucristo, incluso películas de las décadas de las que hablamos que no eran péplums, por captar cierta atmósfera relacionada con el auge del género

Recuerda: El artículo completo, en nuestra Edición Impresa



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