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Collateral: En el taxi con Michael Mann - especial de cine
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Collateral: En el taxi con Michael Mann

Un artículo de MG || 14 / 9 / 2004

Uno más uno



Michael Mann trabajó a Vincent desde el aspecto exterior para darle el cambio necesario al rostro de un actor acostumbrado a imponer valores y heroicidad en sus papeles.
“El pelo, la barba, el traje. Primero lo probamos en un ordenador. Michael tiene un ojo clínico, no se le pasa ni un detalle” declaraba Cruise sobre esta construcción. “Nos tomamos el tiempo necesario para crear la historia de Vincent, y gracias a ese pasado, pudimos escoger un punto de partida y una dirección para él”.

Sobre su pasado, Mann añade: “se palpa en todo lo que hace. No hay una sola reacción, una sola actitud o un solo diálogo que no tenga que ver con la vida de Vincent antes de esa noche. Empezamos a darnos cuenta de que algo ocurre en el interior del personaje a través de pequeños detalles. Como si unas placas tectónicas se movieran en el interior de esa persona”.

Por su parte, el personaje de Max, contra lo que pueda parecer argumentalmente, no es algo accesorio en una sesión homicida, sino que fue el inicio mismo de la idea de Collateral. El guionista Stuart Beattie comenzó la redacción de la historia basándose en la situación que viven los taxistas en su trabajo, que definió como “dos extraños sentados en un espacio restringido”. Ese potencial fue el que posteriormente se rodeó de apoyos, como el de un cliente siniestro que toma los mandos del volante, convirtiéndolo en parte del vehículo y añadiendo posteriores ramificaciones con la trama mafiosa.

Tom Cruise y Jamie Foxx pasaron por una preparación muy individualizada para identificarse plenamente con sus personajes. Cruise trabajó duro con Michael “Mick” Gould, antiguo miembro de las Fuerzas Aéreas Especiales Británicas y conocida autoridad en artes marciales y armas. Desde hace años viene trabajando como asesor e instructor para clientes que abarcan desde las Fuerzas Especiales a la industria cinematográfica. Curiosamente, su primer trabajo para el cine fue en Heat, también de Michael Mann.
Bajo su asesoramiento, la estrella de Hollywood debió desplazarse a un campo de prácticas de la policía para familiarizarse con la sensación de disparar con munición real. Algo totalmente diferente de las balas de fogueo, pero que le permitiría sentir más respeto por cualquier arma, independientemente de con qué estuviera cargada.

Mientras Tom Cruise se entrenaba con armas, Jamie Foxx se empleaba a fondo en el circuito de Willow Springs entrenándose con un Crown Victoria de la marca Ford. “Sinceramente, no acababa de entender por qué tenía que estar en el circuito, pero Michael me dijo que debía sentir el taxi, que conducirlo debía ser algo natural, no una interpretación” comentaba a este respecto.
Pero lo llamativo es que fue no conducir lo que más le costó a Jamie Foxx. Como la mayoría de la acción transcurre dentro de un taxi, se usaron 17 coches, cada uno reformado de un modo diferente. En algunos podían retirarse varias secciones del coche para obtener diferentes ángulos con la cámara. Otros no se podían conducir, más bien se arrastraban mientras se rodaba el interior. En esos momentos, Jamie Foxx no conducía realmente y eso era lo que más le costaba de asimilar . “Me daba por girar el volante de un lado a otro hasta que Michael cortaba la escena y me decía: ‘Deja ya de mover el volante’".

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