Fallecimiento, lucha de egos y tensiones creativas. Ésas son las tres principales razones por las cuales los miembros de un grupo deciden darse un descanso o, en los casos más extremos, optan por seguir caminos diferentes. La historia de la música está plagada de ejemplos. En las siguientes líneas recordamos algunos de ellos.
Metallica, quizá la banda más importante de rock duro, ha sobrevivido a las tres circunstancias ya señaladas. James Hetfield (voz y guitarra) y Lars Ulrich (batería) se han mantenido, no sin problemas y conflictos, como núcleo duro de la formación. Sin embargo, la poderosa maquinaria que se mueve alrededor del grupo ha devorado a otros músicos durante su trayecto. Dave Mustaine, ahora líder de Megadeth, fue el primer guitarrista solista de la banda californiana. Pero en 1983, poco antes de la grabación del álbum de debut, fue despedido. Los motivos alegados: problemas con el alcohol y diversos episodios violentos con Hetfield. Su lugar fue ocupado por Kirk Hammet (Exodus), quien se encargaría de grabar hasta tres composiciones del propio Mustaine para el repertorio de Kill 'Em All.
En ese momento, el bajista Cliff Burton ya había sustituido a Ron McGovney, amigo del cantante que había colaborado en la grabación de las primeras maquetas de la formación. Burton aportó al grupo sus conocimientos musicales, plasmados en discos como Ride the Lightning y Master of Puppets. Desgraciadamente, el músico moría en la madrugada del 27 de septiembre de 1986 en un accidente de autobús cuando la banda se dirigía a Copenhague. Tras las pertinentes audiciones, la formación reclutaba a Jason Newsted, quien grabó cinco álbumes –Metallica, Load y Reload entre ellos– antes de marcharse en 2001. Según parece, el bajista quería dar rienda suelta a su creatividad, totalmente castrada en el grupo. Para conseguir su objetivo desarrolló Echobrain. El nuevo bajista, Robert Trujillo, no llegaría hasta tres años después. Para que se sintiera como uno más de la banda, Metallica le ingresó un millón de dólares en su cuenta bancaria.
Pero otros grupos que pasaron por circunstancias semejantes decidieron abandonar. La muerte del cantante Ian Curtis fue causa de disolución de Joy Division, aunque Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris decidieron seguir en el mundo de la música con la creación de New Order. Y, como es bien sabido, desavenencias personales y artísticas separaron a Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison de John Lennon, quien prefirió estar al lado de Yoko Ono.
Amigos para siempre
Sin embargo, según el refranero popular “donde hubo fuego, siempre quedan brasas” y algunos están dispuestos a recoger las cenizas si éstas se pagan bien. De esta forma, en los últimos años hemos asistido al fenómeno de las giras de reunión. En este apartado, los británicos The Police se han convertido en el mejor ejemplo. Sting, Andy Summers y Stewart Copeland se separaron en 1984, con cinco discos a sus espaldas de los cuales despachaban millones de copias. Los problemas personales parecían insalvables... hasta mayo de 2007, momento en el cual anunciaron su vuelta a los escenarios. El tour, que pasó por cinco continentes para congregar a más de 3 millones de personas en catorce meses, tendrá su correspondiente documento audiovisual: The Police: Certifiable.