Pero al mismo tiempo habéis metido en el disco mucha producción electrónica, coros... incluso colaboraciones vocales a través de un concurso web que organizasteis. ¿Cómo surgió esa idea?
Carlos: Esa idea fue algo que teníamos en la cabeza desde hace bastante tiempo. Yo lo conocí por Molotov: darle a alguien la oportunidad de hacer una colaboración, cantar en una estrofa o estribillo. Surgió de una manera muy inocente. Dejamos en la web un espacio para que la gente se subiera treinta o cuarenta segundos en mp3 de una muestra de su voz. Y recibimos un aluvión de maquetas: gente a capella, grupos, maquetas... de todo. Poco a poco el concurso cogió mucha fuerza y decidimos elegir a los tres que más nos gustasen para traerlos al estudio y hacerles una prueba. A uno de ellos le entró el miedo escénico y se echó atrás, y los dos que vinieron, tanto Igor López de Burgos como Eduardo de Nicolás de Madrid cantaron porque realmente había ahí algo especial. Además eran voces que diferían tímbricamente bastante de la mía, y la aportación a la canción Libertad, que es una canción muy enérgica y con mucho mensaje, ayudó a potenciarla muchísimo más.
Alberto: Además hemos contado con Isabel García para todo el tema de teclados y programaciones, bajo nuestra propia supervisión. Todo ello va secuenciado también en directo porque queramos que suene lo más cercano al disco. Son todo ese tipo de arreglos que sirven para rellenar, que están ahí sin notarse demasiado y que tan sólo empiezas a percibir claramente después de varias escuchas.
A la hora de escribir las letras es Carlos el que se encarga de todas ellas. Primero con Sôber, y ahora con Savia, ha conseguido que todos aquellos tópicos relacionados con la protesta soez, la negatividad y la falta de profundidad en las letras que se achacaban al rock y sobretodo al metal, hayan podido quedar lejos de esta música que es la que vosotros mismos hacéis.
Carlos: A la hora de nutrirte para escribir las letras es la vida misma, la sinceridad y lo que realmente estás viviendo lo que te aporta todo. Yo creo que si este disco, esta unión en un nuevo proyecto, esta ilusión nueva y esta regeneración de sentimientos no hubiese pasado, creo que la letras de este disco no hubiesen tenido el mismo cariz. El hecho de llamar al álbum con el nombre del grupo y buscar el significado de la palabra Savia hasta llegar a meter la propia definición en el disco ya dice algo. Le hemos querido dar un rollo que para nosotros se traduce como un impulso hacia delante, una búsqueda de sentimientos positivos a diario. Cómo podemos mejorar, buscar dentro de nosotros esa chispa que hace falta para levantar y poner ese pie delante. Si todo eso no hubiese ocurrido estaríamos hablando de un disco más oscuro. Creo que además esto define muy bien las etapas de la vida en un compositor. En este caso, cuando realmente eres sincero escribiendo letras y no te dejas llevar por influencias externas o modas.
En un disco como Reddo, de Sôber, donde yo fui padre, se deja ver perfectamente la paternidad. Son letras muy sinceras ante las cuales yo incluso llego a ruborizarme al escucharlas. Me siento como desnudo y pienso joder, verdaderamente eso que se está diciendo ahí es algo mío. Hay una canción dentro de este disco, Edén, que cualquiera puede ver un poco como una relación de amor. Para mí esa canción está dedicada al amor que yo le tengo a la música. Hay unas frase que dice “estuve allí y rescaté todas las frases, cartas, libros que nunca leí”. Hace mención a cuando recapacitas sobre todas esas cosas que has dejado atrás y a las que a veces no has hecho caso. Es una búsqueda por el pasado para empezar a exprimir todas esas cosas buenas que aportarán algo a tu experiencia en la vida diaria.