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Antonio Carmona vuelve venenoso - entrevistas de musica
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Antonio Carmona vuelve venenoso

Un artículo de Ramiro Calvo || 20 / 12 / 2006

Con Ketama ya experimentabais (por ejemplo, el “Songhai” con Toumani Diabate). Como decías antes, ahora colaboras con el violinista iraquí Anwar Abudrah. ¿Te sigue picando la curiosidad por los sonidos de otros continentes?
Siempre he sido inquieto, en lo musical y en lo personal. Yo me pongo la escafandra y me tiro al espacio a ver los mundos que puedo descubrir. En aquella época, “Shongai” fue un golazo. La revista New Musical Express nos dio un premio por delante de Prince, Bruce Springsteen y otros artistas de nivel internacional. El productor era el mismo que trabajaba con Bob Dylan, junto al español Mario Pachecho. La verdad es que fue una gozada hacer ese disco. “Vengo venenoso” es un álbum muy viajero y producto de mis múltiples escuchas. Por ejemplo, he oído mucho a Ben Harper, aunque no tuve la posibilidad de ir a verlo en directo. Me hubiera gustado invitarlo a mi casa. A mí ya no me gusta salir por la noche. Sin embargo, hago cenitas en mi casa, con gente que me interesa y luego tocamos en el estudio. También he conocido a Robi Draco Rosa, que es otro gran músico. He estado escuchando mucha música de ese tipo y, por ese motivo, ha salido un álbum tan eléctrico y no podía meter guitarras flamencas. Además, si hago un disco de flamenco, Juan y Josemi, que son los jefes en ese aspecto, me hubieran dicho que mejor me hubiera quedado con ellos. Así que hemos cambiado el sonido un poco, por ejemplo, con las guitarras minimalistas que pone Gustavo Santaolalla.

El oscarizado Gustavo Santaolalla como productor, ¿qué ha aportado al sonido del álbum?
Gustavo es la prolongación de Antonio Carmona. Ahora mismo yo no sabría qué hacer sin él. Me ha traído el minimalismo y la sobriedad, con ese tipo de guitarra con una sola nota que suena en “Brokeback Mountain”. Hay que tener en cuenta que yo vengo de sobreproducirlo todo, con muchos elementos. Además, soy un músico que toca conga, bongo, cajón, guitarra, piano... de todo y meto mucha leña. Gustavo me ha ayudado a restar y, al restar, hemos sumado. También hay que decir que hemos trabajado con la NBA de los instrumentistas: Abe Laboriel Jr. a la batería, David Campbell, que es el padre de Beck, haciendo los arreglos de cuerda en dos temas, con cuarenta músicos grabando. Por cierto, Campbell quería hacer todos los temas con cuerdas porque le encantaban las composiciones... ¡se volvió loco!

... y tú has podido dar muestras de otra de tus pasiones, como es la percusión...
Claro... yo tengo casi cien discos hechos de percusión. He colaborado con muchísimos músicos, flamencos y no flamencos, italianos, australianos, etc. La verdad es que el cajón me ha traído muchas cosas buenas a mi vida.

Has contado con la participación de colaboradores de lujo como Juanes y Alejandro Sanz, pero, por lo que parece, son producto de la química musical y no del artificio comercial.
Eso te lo juro. Por ejemplo, la colaboración con Alejandro... Me invitaron a cantar él y Juan Luis Guerra en el anfiteatro de Universal Pictures. Me llamaron y me dijeron que fuera para allá y que cogiera la guitarra y el cajón, sin saber qué iba a hacer. Al llegar me dijeron que tenía que cantar “Burbujas de amor” y yo no sabía ni los tonos. Al final, me lo aprendí todo como pude allí mismo y la verdad es que disfruté muchísimo. Después ya empecé a hablar con Alejandro Sanz, con el que he colaborado más veces, y me comentó que había hecho una bulería preciosa con Paco de Lucía y me llevó a Miami para que yo grabara la percusión. Luego, él, devolviéndome un poco el gesto entre amigos, puso la voz en “Para que tú no llores”. Con Juanes pasó casi lo mismo. Me lo encontré en Los Ángeles cuando ya me volvía a España y le dije que quería una canción en el disco que rompiera un poco la línea de composición. Al final, nos encerramos en el estudio tres horas, nos hartamos de jamón y vino, hicimos dos temas y ahí está “A tu lado”. Juanes es un músico muy versátil y con mucha personalidad.

Con el grupo La Excepción grabaste “Nos late fuerte”, ahora es La Mala Rodríguez quien colabora en tu disco. Parece que el hip hop ha llegado para quedarse...
Ahora el hip hop está entrando en los guetos de los gitanos. Cuando llegas ya casi no se escucha flamenco, ahora se oye rap. La Excepción son unos tipos muy listos y yo les produje un tema. Pero lo de la María es una auténtica maravilla... es otro golazo. Llevaba persiguiéndola muchísimo tiempo, pero, al mismo tiempo, me daba mucho respeto. La Mala Rodríguez... ¡no me atrevía! Gustavo me dijo que no me preocupara que él la llamaba y María, a la primera, dijo que sí. Y ahí está su réplica: ando por la calle con la espalda llena de puñaladas y qué, sufre más el que no ama, yo lo tengo claro, puse la primera piedra, soy la primera dama, además también puse la cama. Te da la réplica y, además, te da cera de la buena.

Ahora que el disco ya está en la calle, ¿qué es lo que hay en él que te hace sentir más orgulloso?
Aquello que más me gusta es comprobar que a la gente le gusta el veneno. Un poco de sufrimiento nos viene bien a todos. Pero eso, en el disco, tiene dos lecturas: habla un poco de la inmigración y, también, de la relación venenosa que se establece entre las personas.

¿Tienes ya pensado cómo llevarás el proyecto a los escenarios?
Los conciertos serán, básicamente, aquello que se oye en el disco. El sonido será, lógicamente, más acústico porque en el escenario las canciones cambian siempre un poco. Llevaremos arreglos para dispararlos cuando sea necesario para no perder cosas que hay en el disco. Pero seremos cinco o seis músicos para empezar la gira, no sólo en España, sino por todo el mundo para intentar llevar nuestra música fuera de nuestras fronteras. Además, estamos en el catálogo de Surco, que me hace mucha ilusión, junto a bandas como Molotov. Creo que eso servirá para abrir las puertas de los países americanos, que son muy importantes.

Hace unos años, los llamados “nuevos flamencos” estaban casi obligados a justificar su música, ¿cómo ves ahora el panorama flamenco?
En aquella época era muy difícil. Estaba la discográfica Nuevos Medios, que se convirtió en la plataforma musical flamenca más grande para nosotros y dio la oportunidad que necesitaban artistas como Rafael Requeni o Pata Negra, un grupo con el que Ketama hizo algunas giras. Pero, curiosamente, trabajábamos más desde la mitad de España para arriba que hacia abajo. En Andalucía nos llamaban herejes y cosas peores. Ahora ha cambiado muchísimo. El flamenco ahora comprende un abanico muy grande. Me gusta que se mantengan las bases y las estructuras flamencas, las raíces, pero luego hay otros artistas que intentan que el estilo evolucione. Está el sonido latino mezclado con flamenco... el pop, jazz, también los rockeros. Ahora el flamenco no es gitano, sino que es español. Se ha llegado a un punto en el cual se reconoce que el flamenco es de todos. Además, hay que tener en cuenta que cuando en el extranjero se oye el sonido de una guitarra flamenca la gente disfruta muchísimo.

Por último, ¿algún nuevo proyecto cinematográfico a la vista?
No, por Dios... no que sufro. Ese tipo de cosas las hice porque, durante estos años, no sabía por donde tirar. Incluso llegué a pensar en retirarme. Estaba tan mal en el aspecto musical que no sabía que hacer. He hecho cosas de publicidad, he compuesto canciones para otros artistas y estaba bien, tranquilo en mi casa. Pero hubo un momento en que vinieron Jesús López, el jefe de la compañía, y mi mujer y entre los dos me pusieron la pistola en la espalda para volver a grabar.

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