En marzo de 2004 Sega cerró una fase destacada de su historia, que lo era de la propia historia del videojuego: produjo el último videojuego para Dreamcast, una consola hecha para ganar, pero que no podía deshacerse de la pesada carga de fracasos de una compañía que se estrelló en tiempos de Saturn.
Ahora, once años después, llega otra noticia igual o más difícil de digerir: la marca creadora de la Master System y la MegaDrive, se prepara para realizar hasta 300 despidos que irían encaminados a una nueva estrategia: abandonar los juegos para consola (apuntan en MVC).
La noticia cobra especial lógica atendiendo al fiasco de un título tan simbólico como su último Sonic: si todo lo que la compañía podía hacer para recuperar al personaje icono de la marca es lo mostrado en su más reciente entrega, despedirse es lo más conveniente. Aunque con Alien: Isolation hayan logrado uno de los juegos del pasado año, reconocido por crítica y público, una buena muestra de cómo hacer las cosas de una manera diferente, y hacerlas bien.
El futuro de Sega pasa ahora por los juegos digitales para móviles, manteniendo desarrollos también para PC. El objetivo es volver a una senda de beneficios, aun cuando se haga a costa de un legado a cuya altura no han estado en los últimos tiempos.