Unos meses después de poder probar la versión Beta del juego, al fin tenemos en nuestras manos la versión final de este MMORPG que pretende hacerle sombra a gigantes del género como World of Warcraft. ¿Será capaz de llevarse una parte de tan jugoso pastel?
Cuando al fin hayamos conseguido hacernos una cuenta válida, será el momento de entrar al juego, sin olvidar antes configurar las opciones gráficas, ya que una vez hayamos lanzado el ejecutable, no habrá manera de cambiar estas opciones dentro de una partida.
Con nuestro personaje creado a nuestro antojo (eligiendo entre una gran variedad de opciones, con un abanico mayor al de los demás referentes en su género), estaremos listos para adentrarnos en Eorzea donde comenzaremos con un vídeo en forma de introducción que nos mostrará en poco tiempo el mundo que vamos a explorar durante nuestras horas de aventura.
En el preciso instante en el que nos pongamos a caminar y hablemos con un par de personajesjuego, es cuando nos daremos de bruces contra la cruda realidad. Prácticamente todos los aspectos jugables están mal definidos. Por un lado está el sistema de apuntado y de selección de los NPJ, nada intuitivo y bastante engorroso. También nos encontramos con una interfaz nada práctica, con unos menús crispantes o con unos combates sosos. Cada vez que queramos acceder a cualquier menú, nos saltarán múltiples pantallas que habrá que ir cerrando en una "X" como si estuviéramos en Windows pero mucho más tórpemente. Cualquier acción que debería ser instintiva se convertirá en una odisea y no tendremos otra sensación que la de estar perdiendo el tiempo.
El sistema de misiones (lo más básico) es también bastante simple. Lo único que tendremos que hacer es matar a cierto tipo de enemigos o recoger cierta cantidad de objetos para entregar. Más allá de esto, no nos encontraremos mucho más desafío, con lo que a la larga se hará bastante repetitivo. Además, si nos pasamos jugando también nos encontraremos con una desagradable sorpresa, con limitaciones en el número de misiones que podemos recorrer. En concreto como máximo podremos hacer ocho y, cuando lleguemos a esa cantidad, tendremos que esperar 36 horas para poder seguir avanzando. En caso de que queramos seguir subiendo de nivel, sólo será posible si hacemos misiones menores o si vamos a acabar con enemigos por afición sin ningún objetivo.
Pero lo malo no se acaba aquí, si nombráramos todas y cada una de las cosas inexplicablemente mal hechas (pese a tener un predecesor con un buen nivel de calidad) la verdad es que rellenaríamos líneas y más líneas sin llegar a una conclusión, pero basta con decir que todo en FF XIV da la sensación de inacabado, desde la inutilidad de pertenecer a una hermandad hasta la mala gestión en la compra y venta entre jugadores, sin una casa de subastas a la que asistir, pasando por un mapa que no ayuda nada a orientarnos, ni nos da una pista de cómo debemos avanzar hasta llegar al lugar de las misiones activas. Si aún con todo esto el lector aún sigue teniendo en mente hacerse con el juego, hay que armarse de paciencia. Va a ser necesaria.