La larga gestación de un cómic
Marzo de 1982. Desde hace tres años gobierna Gran Bretaña la Dama de Hierro, Margaret Thatcher, que comparte con el norteamericano Ronald Reagan los ideales neoliberales: "Es nuestro deber celebrar la desigualdad y asegurarnos de dar proyección al talento y la destreza de los dotados para que abunde en beneficio de todos”. En semejante atmósfera social es lógico que la expresión artística adopte un tono adulto y transgresor.
En lo que se refiere al cómic, surgen publicaciones como Crisis, Pssst! o Warrior. Esta última acoge en sus páginas a creadores escapados de la división inglesa de la Marvel, entre ellos el guionista Alan Moore y el dibujante David Lloyd, que conciben una serie de misterio ubicada inicialmente en el Londres de 1930. Sin embargo, Moore recupera la idea de una historia corta, The Doll, y la saga pasa a desarrollarse en un futuro cercano (¡el ya pasado 1997!) y post-nuclear, en el que un anarquista enmascarado planta cara a un gobierno opresor.
V de Vendetta se publica por entregas breves en blanco y negro en los números 1 a 16 y 18 al 26 de Warrior. Cuando el director de la revista, Dez Skinn, pasa en 1985 a ocuparse de otra cabecera, V queda interrumpida a pesar de haber ganado ya varios premios. No es hasta 1988, gracias al éxito de Watchmen, y en el seno de la editorial norteamericana DC, que Moore y Lloyd podrán concluir su historia, adaptada con regular fortuna al formato comic-book.
Los 36 capítulos de la obra son organizados por el editor Len Wein en diez números de periodicidad mensual, con 84 ilustraciones extra cumpliendo la función de portadas/viñetas que unían la acción –imitando a Watchmen-, y con el añadido de un color muy discutido a cargo del propio David Lloyd, Steve Witaker y Shiobban Dodds. V de Vendetta volvería al mercado en un formato más respetuoso, el de novela gráfica, en 1990.
¿Y qué hay de los Watchmen?
Si V ha tardado veinte años en saltar a la pantalla, ¿qué se puede esperar de la adaptación de Watchmen (1986), una de las obras más ambiciosas del noveno arte tanto en lo que respecta a argumento y concepto, como en lo relativo a estructura y narrativa? A mediados de la década de 1990 se habló de Terry Gilliam (El Secreto de los Hermanos Grimm) como director de la película, co-escrita por Charles McKeown a partir de un tratamiento de Sam Hamm (Batman); pero el productor Joel Silver no pudo concretar su financiación.
En 2001 David Hayter (X-Men I y II) ofrece a Universal un guión calificado de excepcional por quienes han tenido ocasión de leerlo. Aunque en principio Hayter podría haber realizado el filme, después Paramount se hace con el proyecto y se lo oferta a Darren Aronofsky (Requiem por un Sueño), que rehúsa en favor de The Fountain; y a Paul Greengrass (El Mito de Bourne), que acepta a condición de contar con un presupuesto holgado.
Sin embargo, Paramount cambia de ejecutiva en marzo de 2005. El nuevo presidente, Brad Grey, cancela la producción y vende los derechos de la obra a Warner Bros. Del acuerdo quedan fuera Greengrass y Hayter, por lo que a fecha de hoy puede considerarse que el proceso de adaptación vuelve a arrancar de cero.