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¡Malditos Críticos! - especial de cine
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¡Malditos Críticos!

¡Malditos Críticos!

Tipología del diletante

Un artículo de Redacción || 27 / 1 / 2009

Incomprendidos por lectores que creyeron debían tomarlos como guía, odiados por directores y creativos a quienes dieron (o no) su merecido, queridos solo por aquellos a los que por sospechosos motivos bendijeron con sus comentarios. Los críticos de cine son una rara avis que ha pasado de ocupar secciones residuales de periódicos y revistas especializadas, a colapsar internet porque, ya lo decía Truffaut, todos tenemos dos profesiones, la nuestra, y la de crítico de cine.

El misántropo-odio-al-cine


crítica

La pasión por el cine que cabe suponer a quien pasa la vida entre películas, en su caso ha acabado por ser, inevitablemente, una suerte de tortura con la que carga y en la que nada de lo que ve en pantalla merece para él ser relatado, ni tiene función alguna de entretenimiento. Víctima de la sobresaturación de cine, es incapaz de apreciar que su utilidad como crítico se ha desdibujado cuando su discurso se dirige a espectadores mucho menos regulares que él al visitar la sala de proyecciones, y que por tanto no tienen por qué odiar de la misma forma cintas por el solo hecho de que sus historias no sean completamente novedosas. Es fácil que la obra más rara del cine turco o un documental iraní sobre la cría de ganado en el desierto le conmueva y se gane sus halagos, motivo por el que acrecentará todavía más su distanciamiento con sus lectores, víctimas colaterales de su peligrosa orientación si deciden seguirla como guía de la cartelera. Muy frecuentemente su amargura se traduce en alguna ramificación ideológica con perezosos tintes reivindicativos, frecuentemente dirigidos a mostrar su sensibilidad hacia la explotación del obrero sufridor y a clamar a los cielos por la opresión del pueblo por capitalistas perversos. Lamentablemente, su posible discurso democrático-exaltado choca en el fondo –y no tan en el fondo– con el desprecio que realmente siente (y demuestra) por el resto del mundo por no coincidir con sus cascados gustos.

El “como-me-mola-la-vida”


crítica

Agradecido por la posibilidad de escribir sobre cine y fascinado por el hecho de compartir un punto de vista sobre el séptimo arte con vete-a-saber-quién, le inunda el gozo de pensar que aporta algo al mundo con sus opiniones festivas. Es el reverso simpático y estomagante del misántropo antes descrito, que hace preferible el odio del anterior por entretenido, y por aquello de que siempre consuela que otro esté peor de ánimos en la vida. Al que nos ocupa, todo le gusta, todos los actores son geniales, todos los argumentos son graciosos u originales... “tó er mundo eh hueno”, dicho en pocas palabras. Tiene querencia por la palabra “estupendo/a” y en algún momento de sus críticas suele citar algún nombre del reparto acompañándolo del “está magnífico” para demostrar que él de esto sabe y que su auto-otorgada capacidad de juicio no es gratuita. Con el tiempo puede llegar a degenerar en el misántropo si no se acaba dedicando a otra cosa y su afición empieza a pesarle, o si las cosas en la vida real simplemente se le tuercen. Por lo demás parece que asiste al cine a ver las películas con una piruleta, y que de ella le gusta hasta el palo.

El dictador cubano


crítica

Aprovechando la supuesta atención del respetable, se ventila un texto de 5000 palabras compartiendo sabiduría y divagaciones, y se queda más ancho que largo. Su perorata es generosa en digresiones, mezclas esquizofrénicas de temas, y a todas (incluso a las eventuales referencias a la película, que a veces parece olvidar) las acompaña de una tendencia a filosofar que en el mejor de los casos tiene efectos sedantes (aunque probablemente el lector voluntarioso tenaz, acabará obligado al consumo de hiboprufeno o cosas más duras). En sus largos escritos además puede dar cabida a cualquiera de las actitudes de los críticos anteriores, multiplicando exponencialmente sus efectos irritantes gracias a la acumulación de ideas, y pidiendo a gritos una deserción agradecida.

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