Foto de The Datsuns
La segunda jornada de este festival contó con una mayor presencia de público, acercándose a los 20.000 asistentes, según cifras de la organización. Era una audiencia heterogénea, donde se mezclaban juventud y madurez, fruto de la oferta principal del cartel: Pixies y Korn. Pero antes de que llegaran estos conciertos, fue necesario superar algunas duras pruebas.
El calor acompañó el arranque del escenario grande con la música surf instrumental de los madrileños Los Coronas. Una pena que en el lago del parque no hubiera olas. Pero tan bucólica imagen fue rota por la contundencia de Terroristars. Empezaron denunciando que no se les permita utilizar su nombre porque, según las autoridades, puede ser malinterpretado. Su metal extremo estuvo acompañado por una puesta de escena donde destacaban las cruces y el vestuario, cubierto de sangre, de los músicos. Era una primera muestra de los sonidos, mucho más contundentes, que ofrecería el escenario Sol Música durante todo el día.
Mucho más tranquilo fue el concierto de los guipuzcoanos Delorean quienes, sin sus famosas máscaras, recordaron el pop de los 80 con licencia para bailar a pesar de algunos problemas con el sonido. Minutos después pasaban por el mismo escenario Heinken dos propuestas muy parecidas: Tokyo Sex Destruction y The (International) Noise Conspiracy. Ambos mezclan el rock n’roll, el punk y el garaje con el soul, los primeros desde Barcelona y los segundos desde Suecia. Además, comparten una actitud de claro compromiso político, aunque los suecos sean mucho más explícitos al pedir, por ejemplo, un nuevo movimiento comunista.
El sonido de la carpa-escenario Eastpak/B-Core abusó de decibelios durante todo el festival. Por ese motivo, la mayoría de gente que se acercaba por allí se sentaba en la explanada del exterior. Se deben destacar las actuaciones de Unfinished Sympathy, Half Foot Outside y Standstill, aunque los últimos tuvieron que luchar con la llamada de los Pixies.
Los Pixies estuvieron en Festimad el mismo fin de semana de su visita al Primavera Sound de Barcelona
El regreso de los cuatro de Boston, que atrajo a gente que nunca hubiera pensado que asistiría a un Festimad, no defraudó. Empezaron con “Where is my mind?” y encadenaron, sin respirar ni saludar, casi todos sus clásicos: “Monkey goes to heaven”, “Here comes your man”, “Debaser” o “Vamos”. La única pega: sus 55 minutos de duración, sin bises, una práctica tabú en los festivales.
Korn fueron más generosos con el tiempo de su actuación. Presentaban por primera vez en España su último trabajo, “Take a look in the mirror”, y dos de sus temas sirvieron para abrir y cerrar el show. Pero la banda liderada por Jonathan Davis, ataviado con falda escocesa y con la gaita en brazos en uno de los temas, rescató canciones como “Blind”, “Freak on a leash”, “Falling away from me” y “A.D.I.D.A.S”, las mismas que han llevado a los californianos a la cima del nu-metal.
Tras disfrutar de un gran concierto nos despedimos, definitivamente, del Parque El Soto de Móstoles. Las autoridades municipales de esta localidad, pertenecientes al Partido Popular, dicen estar buscando una nueva ubicación para el evento. Esperemos que la encuentren.