Viernes 2 de Mayo
Comenzamos el primero de los días fuertes del festival asistiendo en el escenario Sol Música a la actuación de un grupo de nuestra tierra natal, Obrint Pas. A pesar de cantar en valenciano (lo digo por estar en Villarobledo, claro) y de que eran uno de los primeros grupos de la tarde (eran las seis y el sol caía fulminando las mismísimas piedras), el recinto estaba abarrotado de gente que, para nuestro asombro, coreaba y bailaba todas y cada una de las canciones de este grupo de rock reivindicativo con tiznes folklóricos.
Luego le llegó el turno a Las Niñas, ex-coristas de O'Funk'illo, que supieron empaparnos con sus cálidas voces de su soul adaptado y renovado.
Le tocaba ahora el turno al Escenario Matarile, con Sugarless y La Polla. A los veteranos gallegos no les habíamos escuchado nunca en directo. Con una multitud enarbolando numerosas banderas de Galicia, los chicos sin azúcar ofrecieron un espectáculo saturado de rock contundente sin fisuras, alejándose de la etiqueta de pop-rock que en algún tiempo habían podido llevar colgada.
La Polla fue otra cosa. Consiguiendo el mayor lleno de todo el festival, los años parecen no haber pasado para esta banda mítica de rock-punk sucio y despiadado. Bajo los primeros acordes de Salve, Chus salió al escenario empuñando una cruz de madera que procedió a quemar y arrojar al foso ante una marabunta de fans atónitos. Con un sonido bastante mejor del que nos tienen habituados en sus conciertos, arremetieron con todos sus clásicos inmortales: Cara Al Culo, Come Mierda... levantando literalmente del suelo a los miles de personas que se encontraban allí congregadas.
Después de esta ceremonia abominable decidimos pasarnos por La Oreja Metálika para comprobar brevemente la potencia sonora de Su Ta Gar (que todo hay que decirlo desentonaba bastante estilísticamente con la inmensa mayoría de los grupos de este escenario), apoyada por un equipo sonoro de alucine, aunque la situación del escenario, con poco espacio para el público y algunos árboles que impedían la visión no acabara de proporcionarles la ayuda necesaria para llegar al cien por cien en una actuación en directo.
Y de aquí a acabar la noche con los fantásticos Saïan Supa Crew en el Sennheiser. Los franceses nos demostraron sobre el escenario qué es el buen rap y cómo se interpreta, con su espectáculo multivocal de sincronización perfecta y unas bases musicales que no nos dejaron ni un momento de respiro rítmico. Buenas noches Viña Rock.
Sábado 3 de Mayo
El tercer día amaneció muy soleado y caluroso. Las temperaturas habían ido en aumento desde el jueves y la idea de asistir a las tres de la tarde a algún concierto no se presentaba demasiado apetecible.
Pero hete aquí que en el Escenario Matarile nos esperaba la descarga brutal de Koma, que con la mole humana imparable que es su frontman Brigi Duque nos hicieron saltar y gritar a golpes de guitarra con su sonido durísimo característico.
Antes de la actuación en el mismo escenario de Narco nos pasamos a echar un vistazo al Escenario Sol Música, donde un pseudo-italianizado Tonino Carotone ofrecía copa en mano y ataviado con traje y gafas de sol un lujoso muestrario de los aromas más latino-mediterráneos y clásicos que la música puede ofrecer, acompañado de una banda fantástica.
De vuelta al Matarile los Narco nos ofrecieron una buena muestra de lo que pueden llegar a hacer en directo. Con esa voz que en ocasiones recuerda al Sevilla de los Mojinos Escocíos (lo siento, pero es así), unas guitarras poderosas y un juego de platos que llenaba acertadamente cualquier fisura que pudiera encontrarse en su música, arrastraron con su poderío encima del escenario a toda la audiencia, dejándonos con la siguiente actuación de El Último Ke Zierre, que no nos convenció con un sonido pobre y un déficit musical demasiado acentuado.
Otra cosa muy distinta resultaron Soziedad Alkohólica, que al final sí tocaron a pesar de las absurdas peticiones realizadas por determinados sectores que intentan perpetuar la inexplicable campaña de criminalización en contra de ellos que les acusa de hacer apología del terrorismo en sus letras ¡¡¿?!!. Con ese sonido duro y compacto al que ya nos tienen acostumbrados y un cantante que no duda en dejarse coger por el público si es necesario, nos dejaron con la miel en los labios ante el sumum orgásmico que nos esperaba en el escenario Sol Música con la actuación de Sôber. Contundentes como siempre, sobrios como muy bien su nombre indica despilfarraron letra y sonido en uno de los mejores conciertos que han efectuado dentro de su gira con Paradysso. Y luego en el Matarile nos aguardaba en escena el gran Rosendo. Una guitarra impecable, unos músicos de primera, unos clásicos que no pierden con el tiempo (Pan de Higo, Mala Vida Buena Gente, Agradecido...) sin olvidar las magníficas canciones de su último disco y la versión homenaje a uno de los grandes: Antonio Flores.
Pero todo no podía ser tan bueno. Los andaluces Reincidentes nos sorprendieron con un directo de baja calidad, donde la batería no se sincronizaba con el resto de los instrumentos, las voces se quedaban bajas y los solos de guitarra se perdían en una maraña de pifias dignas de un principiante. Todo ello con una selección de canciones centrada en temas reivindicativos que, aún lo anteriormente expuesto, divirtió en buena medida al personal.
De camino a la carpa Repvblicca para para ver al DJ valenciano de gran reputación internacional Nacho Marco nos pasamos por la Oreja Metálika a tiempo de ver parte del show que estaba ofreciendo Angra en escenario. Con un sonido impecable y unos coros de voces que no se sabía muy bien si eran en directo o los llevaban secuenciados, proyectaban todo su arsenal metálico ante una multitud que se mostraba extasiada.
Como nos dejó también, en otros terrenos musicales, la actuación a los platos del DJ Nacho Marco, con ese sonido europeo, novedoso, que ofrece en sus sesiones y que le ha hecho famoso en la escena mundial llevándole a las listas de los DJs más admirados por parte de los mejores productores de Estados Unidos.
Y de vuelta al Matarile para disfrutar del impacto sonoro de unos Hamlet técnicamente perfectos, con mucho gancho, y que dejaron caer todo un repertorio de auténticos clásicos que (en opinión de un servidor) tocaron el cielo con los temas de su aclamado disco El Inferno.
Un poco más relajados, en el Sol Música, acabamos la noche bebiendo del funky, soul, y la mescolanza mestiza de sonidos que nos ofrecieron primero O'Funk'illo y luego Bersüit.
Adiós Viña Rock. Hasta la próxima edición. Y por muchos años.