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The Tears

El reencuentro de Anderson y Butler

Un artículo de Maco Miñana || 23 / 5 / 2005

El futuro que deparaba a Suede sin Butler resultó ser aún más desolador. Con Richard Oakes (un joven talento que aún no superaba la mayoría de edad ) en el lugar que ocupaba Butler, el grupo se las apañó para sacar un nuevo disco que, a pesar de distar mucho del carisma de los anteriores, contenía más de un par de singles redondos que al menos llenaron las pistas de baile, como Trash y The Beautiful Ones. Coming Up (1996) mostraba la cara alegre de Suede, a costa de raudales de ironía facilona. Era Suede disfrazado de estética britpop. Con Head Music, sin embargo, quedaba claro que el grupo se estaba convirtiendo en la parodia de sí mismo, a juzgar por las letras y por la misma música. Las alusiones a la ambigüedad sexual, a la melancólica vida en los suburbios y el gusto por la languidez de las almas solitarias dieron paso a rimas tan vacías como incoherentes (“We got a love from the nowhere towns, we got a love like electric sounds”, en Electricity) y a frases que van a pasar a los anales de la historia por su más que dudoso lirismo: “She lives in a house, she stupid as a Mouse”, (!!!) en Savoir Faire. Las canciones pasaron a ser dictadas por teclados electrónicos y otras maravillas de la técnica, algo que en el último disco, A New Morning (2002) se hace aún más notable. Sobran los comentarios.

De hecho, el recopilatorio de caras B que lanzaron en 1997 (Sci-fi Lullabies) era infinitamente mejor que los dos últimos discos, especialmente, claro está, las canciones que correspondían a la época en que Butler estaba en el grupo (My Insatiable One, The Living Dead). La evidencia de que se necesitaban mutuamente llevó a que, a finales de 2002, Butler se decidiera a dar paso a las negociaciones y a que Anderson anunciara el fin de Suede. Once años después de que las incompatibilidades acabaran con un dúo que prometía ser el Morrisey- Carr de los 90, los implicados se dan un mutuo voto de confianza y se embarcan en The Tears. Lejos de fingir que todo va a ir como la seda, Anderson afirma que los problemas que puedan tener ahora fortalecen la creatividad; en otras palabras, que la tensión es necesaria.


Tendremos que esperar un mes para escuchar el primer álbum del dúo, Here come the Tears. De momento nos debemos conformar con el primer single, Refugee, que no ha defraudado a aquellos que esperaban con anhelo el retorno del Suede de los inicios. Tras un comienzo marcado por el rotundo sonido de las baterías, la guitarra retoma el protagonismo de este (casi instantáneo) hit. Bien podría pasar como un single de la época de Coming Up, si tenemos en cuenta su aire despreocupado (si obviamos el tema del que trata) y su estribillo pegadizo, pero la presencia de Butler redime la canción de la mediocridad. Tanto cantante como guitarrista coinciden en que The Tears no habría salido adelante si no fuera porque ambos están más que satisfechos con el nuevo material. Incluso barajan la posibilidad de sacar un segundo disco. Stay Together.

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