Los juegos como Just Cause, un salto al vacío para sus desarrolladoras.
¿Tienen verdaderas opciones los pequeños proyectos en el mundo del videojuego? ¿sólo hay margen para los grandes, los que se apoyan en nombres ya conocidos y presupuestos de vértigo?
Las dudas se ciernen de hecho en ambas direcciones, obligando a concluir aquello que años atrás y para el cine afirmó William Goldman: “nadie sabe nada”. Es decir, como en la bolsa, cada uno tendrá sus teorías por las que una acción ha de subir o bajar (y un videojuego, vender o quedarse en las estanterías), pero las reglas cuentan con demasiadas excepciones. Apenas cabe creer en el evidente valor de las marcas consolidadas.
Todo esto viene a cuento de unas recientes declaraciones de Christofer Sundberg, director creativo y fundador de Avalanche Studios, responsable de un juego tan conocido como Just Cause. A su juicio es el modelo de los grandes títulos -los calificados de AAA- lo que es insostenible, por más que muchos en la industria habitualmente afirmen que para lo que no hay espacio es para producciones pequeñas que nunca generan la suficiente atención.
“Realmente no es algo sano ahora mismo, los juegos han evolucionado, la tecnología lo ha hecho, pero como negocio seguimos estancados donde estábamos hace 15 años; a medida que suben los presupuestos, lo hacen los riesgos; muy pocos juegos tradicionales de 60 dólares logran ganar dinero y lo que antes tenía sentido ya no lo tiene”, afirmó para añadir después que “rara vez las editoras y desarrolladoras ven un retorno por un título que dure de 5 a 8 horas”.
Curiosamente Sundberg tiene mucho invertido en títulos AAA: Just Cause 3 o la adaptación de Mad Max están concebidos como grandes proyectos en los que su compañía arriesga mucho de su futuro.