Es posible que en el futuro se estudie con asombro, es decir, con más asombro todavía que hoy, el éxito de la franquicia Transformers, que todo el mundo dice aborrecer pero que, con cada una de sus entregas, supera en recaudaciones a lo obtenido por las previas.
Como ya sabrán nuestros lectores, la cuarta entrega de Transformers, La era de la extinción, se estrena el 8 de agosto con el propósito de haberlo cambiado todo para que todo siga igual. Desaparece de escena Shia LaBeouf, recoge su testigo Mark Wahlberg, la acción parece de acuerdo a su primer tráiler más orientada a lo familiar y a lo orgánico en los robots, pero por lo demás todo tiene pinta de continuar siendo el espectáculo epiléptico de destrucción masiva al que nos tiene acostumbrados Michael Bay.
Este, que mantiene una relación de amor-odio con los directivos de Paramount Pictures (se diría que realiza todas las películas de Transformers en contra de su voluntad, dadas sus tensiones con el estudio y sus ganas de abordar otras películas), acaba de manifestar a la publicación Entertainment Weekly que Transformers 4, en todo caso, estará lejos de ser la última entrega de la franquicia basada en los juguetes de Hasbro.
Sin querer revelar si él continuará mucho tiempo tras la cámara, Bay ha asegurado que "Transformers 4 ocurre después de la batalla de Chicago con la que concluía El lado oscuro de la Luna (2011), y el universo que desarrolla es diferente, se basta a sí mismo y, a la vez, constituye ciertamente el origen de una nueva historia que, según la recepción del público, tiene el potencial de expandirse a lo largo de otros dos títulos".