Desde su posición de soberano del deporte rey, PES 2009 llega a su cita anual con menos novedades de las esperadas, una velocidad de juego menor y la pérdida de varias licencias. Por contra, adquiere los derechos de la Champions League, incluye el original modo "Ser Una Leyenda" y se mantiene prácticamente la misma jugabilidad de siempre. La competencia viene empujando fuerte y habrá que ver si con esto basta para mantener el trono.
La forma de correr de los jugadores sigue sin convencer del todo al usuario, que ve también como movimientos tales como los pases los pases laterales o los controles orientados pecan de mecánicos y poco realistas. Animaciones que al fin y al cabo pueden pasar desapercibidas para muchos, pero no para aquellos que las llevan viendo ya muchos años. Igual que las celebraciones, que se repiten como ya lo hicieron también en la edición pasada. Y no es cuestión de borrar todo de un plumazo y empezar de cero, sino de renovar e introducir novedades.
Pocos "cracks"
Igualmente llamativa es la dificultad para regatear. El abanico de trucos con el balón apenas varía - aunque tampoco se echa en falta ninguno más- y, además, cada vez son más complicados de ejecutar con éxito. Por lo que el juego conminativo y colectivo, si bien adquiere una mayor importancia, el factor sorpresa y desequilibrante de los uno contra uno y el regate pierden efectividad. Y aquí viene uno de los grandes alicientes del título, aunque no todos lo verán así: la dificultad.
Los partidos en el modo detacado - el más complicado- son por fin todo un reto para los usuarios. Las defensas rivales han mejorado bastante su IA (cosa que no han hecho nuestros compañeros de equipo) y cierran los espacios a la perfección. Habrá que romperse la cabeza e intentar mil combinaciones para conseguir siquiera tener una ocasión clara de gol. En el modo más difícil, por supuesto. En este aspecto también se nota que le falta una velocidad al juego, lo cual dificulta aún más nuestras acometidas al área rival. El balón se mueve un poco más lento que uno real y esto hace que las jugadas ofensivas se vuelvan demasiado previsibles. A esto hay que añadir que, por lo general, los futbolistas se muestran mucho más limitados técnicamente. Pocos, salvo los Ronaldinho, Messi y Cristiano Ronaldo, marcan diferencias en el campo. Ni Simao, Cesc Fbregas o Xavi son capaces de aportar esa pizca de magia que sí muestran en la realidad. Eso sí, como ya sucedió en la anterior entrega, los parecidos entre jugador virtual/jugador real son tan altos que apenas se diferencia el uno del otro. Especialmente en el caso de los futbolistas de los equipos punteros. Sólo hace falta echarle un ojo a Gattuso o Gerrard.