La obsesión con lo políticamente correcto, la debilidad ante las críticas y la incapacidad para imponer el sentido común, han afectado en esta ocasión a Capcom. Y por un tema viejo que se daba por finiquitado: la polémica sobre el racismo de Resident Evil 5.
El tema, surgió desde el primer tráiler promocional del juego: emplazado en esta ocasión en África, sus tiroteos, su concepto de turba frente al protagonista, su acción endiablada, escandalizaron a quienes no se habían escandalizado antes (a pesar de las mezclas culturales en la cuarta parte que afectaban a nuestro país) por el hecho de que los zombies en esta ocasión eran de raza negra. Un golpe a la igualdad, a su manera.
Lo que no era previsible es que Capcom, tras sus razonables argumentos de defensa, reconociera ahora, tanto tiempo después, que el tema ha afectado a nuevos juegos y que no quiere volver a verse envuelta en acusaciones similares. Algo que puede llevarles a ir con pies de plomo gratuitamente, en los tiempos en que Toy Story 3 es acusada de reproducir el holocausto nazi, entre otras barbaridades. Pero Melody Pfeiffer, manager senior, lo tiene claro: "nos hemos vuelto mucho más cautos, hemos de estar encima de la parte del proceso de creación desde el primer momento para controlarlo directamente".
Inverosímil para algunos, golpe a la creatividad mojigato para otros, parece que el origen del virus de Umbrella ya no será determinante para nuevas entregas y que no volveremos a ver enemigos de razas susceptibles de crear polémicas.