Si este mismo año habían recibido 16 millones de dólares de inversión, la última inyección que Oculus Rift ha recibido para llevar de una vez por todas la realidad virtual al videojuego es de órdago: 75 millones de dólares.
La inversión proviene de la compañía Andreessen Horowitz, y su razón de ser -según apuntan varias fuentes como Gamasutra- se encontraría en una nueva tecnología con la que habrían dado sus desarrolladores, incrementando notablemente las prestaciones del sistema (pero exigiendo también de nuevos desembolsos; que se haya hecho con capital con facilidad implica que sí sería un avance importante).
Si lo que se apunta es cierto, el nuevo sistema habría resuelto sus problemas de latencia, además de mejorar la resolución y el control del movimiento. Con estas nuevas incorporaciones, en Oculus estarían en condiciones de seguir con la producción además de "seguir apoyando a los desarrolladores que arriesgan su tiempo y dinero en trabajar para nuestro soporte en lugar de hacerlo para otros".
La principal incógnita a estas alturas sigue siendo saber cuándo estará disponible la versión para el usuario final, si bien 2014 se presenta un año prometedor para Oculus Rift.