Hay películas niponas que a simple vista, o cuando tienes la oportunidad de ver por primera vez su tráiler, tiendes a pensar automáticamente que se tratarán del típico producto para adolescentes “geeks” que solamente canalizan sus emociones a través de las redes sociales (y no lo expreso en el sentido peyorativo, que quede claro). A priori, ésta es la sensación que despierta Conociendo a Matsuko (Tetsuya Nakashima, 2006) antes de visionarla. A pesar de no alejarse de la cultura tecno-animista, pues su realizador suele conectar con esas almas adolescentes desamparadas por una sociedad competitiva que buscan hallar un camino de felicidad a través de la nueva era digital, éste filme eminentemente feminista halla su razón de ser cuando subvierte los principios del melodrama clásico para adecuarlos al relato trágico inter-generacional y que sirven para poder exponer las vivencias de una mujer peculiar que, aún con sus hándicaps emocionales, siempre tira adelante con una sonrisa de ceja a ceja.
En realidad, su razón de ser cobra mayor sentido en su título pensado para el mercado internacional: Memories of Matsuko. A través de los objetos personales que un chico sin demasiados proyectos de futuro recoge de su fallecida tía, asistiremos a un viaje por cuatro décadas escenográficas de la historia de Japón para conocer a una luchadora que nunca contó con el respaldo de su familia y decidió huir de casa para poder ser libre a pesar de las trágicas situaciones en las que se vio envuelta y de las derivas mentales que padeció hasta el mismo día de su asesinato. A través de las memorias omniscientes de ésta excéntrica japonesa, inmortalizadas por varios de esos objetos y distintos personajes que circundaban por su vida y que ahora lo harán alrededor de su sobrino, contemplaremos la patética existencia de un ser de apariencia fragilidad física pero de gran fortaleza mental, al menos para sobrevivir en un mundo hostil y competitivo que no entiende ni respeta a los outsiders. El papel de esta muchacha recayó en Miki Nakatani, una actriz con mucha solera que empezó a despuntar en la actuación coincidiendo con la “nouvelle vague” cinematográfica japonesa de finales de los 90 del siglo pasado. Fue tal la mimetización del personaje, imaginado ficticiamente por el escritor Muneki Yamada en la novela de homónimo nombre en la cual se basa el filme, que ésta reputada y expresiva actriz llegó acumular hasta seis premios por su exquisita actuación (de todos ellos, los más destacables provienen de su propio país, en especial de los anules que otorgan la Academia Japonesa y la crítica del casi centenario magazine Kinema Junpo).
Sí algo ha coincidido todo el mundo que la ha visto, y que ha servido para llegar a un punto de encuentro entre espectadores y crítica, es que Conociendo a Matsuko es una película peculiar, agenérica, diferente a cualquier blockbuster nipón y que huye del discurso previsible al no abusar del dramatismo ñoño para provocar el llanto. Tampoco se recrea en las amargas situaciones y desgracias personales con las que se va topando la protagonista en sus morros (como sí sucede en Confessions, que fue el siguiente y sobrevalorado filme que rodó Nakashima, con un discurso “emo” que llegaba a enervar por redundante a la par que ridículo e insultante para cierto grupo demográfico que padece cierta enfermedad autoinmune). En su lugar brinda un falso biopic muy colorista, con reminiscencias al musical de toda la vida en su puesta en escena (pero con una concreción de los estilos dancísticos contemporáneos), un montaje veloz, con cierta estética beneficiosa de videoclip en algunas secuencias y homenajes directos a los grandes clásicos del cine de animación de Disney (el reguero de pajarillos animados detrás de Matsuko mientras baila feliz recuerda al de los animalillos de La Bella Durmiente o de Blancanieves).
En cierto modo, Nakashima encoraja a adoptar una actitud positivista ante las adversidades, a luchar por lo que uno quiere, al valor de la solidaridad, en definitiva, a quererse a uno mismo porqué a veces es la única manera de sobrevivir en un mundo tan deshumanizado como el que nos ha tocado vivir (por eso sorprende su cambio de discurso tan radical en Confessions). Puede que su final amargo no sea del agrado de todos, pero partiendo de los acontecimientos iniciales, y que es a través de éstos que asistimos al colosal flashback de dos horas de metraje, no podíamos esperar que el personaje resucitara. Sí logra hacerlo en el corazón de muchos de sus seres queridos, que a su manera intentaban protegerla y ayudarla, e incluso en el de su sobrino, cuya historia personal le servirá para avanzar en la vida a partir de entonces. También en el nuestro; propuestas como ésta te hacen pensar en el futuro espléndido que cada uno puede construir si le pone un poquitín de empeño de su parte.
Ediciones disponibles: editada por Mediatres Estudio en DVD bajo su sello Winds of Asia.