Dante Lam es uno de los pocos realizadores de Hong Kong que mejor se ha posicionado en la industria local en el último lustro. Su sello de identidad también se hace patente en Snipers (2009), un thriller de acción que cuenta con una magnífica composición escénica y una trama menos compleja de lo habitual para dar pie a una fábula homoerótica entre dos francotiradores enfrentados por culpa de un accidente.

Un equipo de tiradores de elite participa con la policía hongkonesa en una operación de rescate de rehenes en un famoso banco de la ciudad. Lincoln (Huang Xiaoming) es el mejor hombre que hay en la sección, y decide jugárselo todo en una carta para coger a Tao (el taiwanés Jack Kao), un mafioso encargado de perpetrar el atraco, pero por error falla y le mete una bala entre ceja y ceja al hijo del banquero, que se encuentra en manos del líder mafiosillo. Como resultado de esta negligencia es condenado a cuatro años de cárcel por homicidio involuntario. OJ (Edison Chen) asume el liderato del grupo con el consentimiento de su superior (Richie Jen), pero el tiempo transcurre deprisa y Lincoln abandona la prisión, recluyéndose en su viejo apartamento con su antigua novia. Trastornado por lo que en su día pasó, decide abandonar el cuerpo de francotiradores sin renunciar a la profesión por la que tantos años luchó, por lo que decide ayudar a Tao a fugarse de la prisión para plantar cara a sus antiguos compañeros. Sin embargo las incertidumbres existenciales y los fantasmas del pasado le jugarán malas pasadas a la hora de decidir en que bando posicionarse; solo un enfrentamiento, cara a cara, con OJ le hará despejar de todas sus dudas.

Aunque esta producción de Media Asia fue rodada entre finales del Verano y principios de Otoño del 2007, y debía estrenarse en Mayo del 2008, el famoso escándalo sexual que protagonizó Edison Chen y que trascendió públicamente ese Febrero, obligó a la productora a cancelar el estreno hasta nueva orden, y más teniendo en cuenta que su elevado presupuesto (30 millones de dólares hongkoneses) exigía una exitosa trayectoria comercial si quería rembolsar todo el budget invertido en ella. Finalmente se pudo presentar en premiere en el Festival Internacional de Hong Kong del 2009, pero cuando la tormenta parecía que había amainado, una carta anónima amenazando de muerte a Chen provocó que esta estrella estrellada cancelara su aparición pública en la presentación, aunque luego se dejó ver durante la promoción que se hizo en Singapur. En resumidas cuentas, que el pobre Lam vio como el reconocimiento como cineasta talentoso dentro del cine negro con pedigrí quedaba aplazado hasta su siguiente producción (Beast Stalker), ya que toda la atención de los medios se centraba en desenmarañar el paradero desconocido de su estrella principal (que tuvo que emigrar en Estados Unidos temporalmente porque, y según cuentan las malas lenguas, las tríadas habían puesto precio a su cabeza; una leyenda urbana no confirmada y más después de que regresase en la industria autóctona).

Una pena porque Snipers desprende todo la fuerza visual y estilismo de Lam: a todo su exquisito “savoir faire” narrativo que se realza por unas magníficas coreografías armamentísticas sin huir de la realidad; una fuerte personalidad encontrada entre sus personajes (marcados por traumáticas experiencias del pasado, enfermos en un presente amargo); una gradación intrigante en su historia; una excelente radiografía del Hong Kong nocturno a través de una fotografía de ensueño; y algunas experiencias extremas personales del realizador utilizadas sobre todo en momentos álgidos de la trama (la escena basada en hechos reales y comentada en entrevistas por Lam, en que un francotirador dispara desde otro edificio a las manos de un atracador para que suelte a su rehén; la bala fluye en el aire atravesando un conducto de ventilación hasta alcanzar su objetivo).¿Se le puede exigir más a este blockbuster cuyo clímax final se ubica en una vieja chatarrería mientras los cuerpos de todo un equipo de policía van cayendo por las balas del esquizofrénico francotirador? ¿Se le puede pedir más a una producción ociosa que encima contentará al público femenino al contener algún que otro desnudo masculino en las secuencias en qué los francotiradores se estrenan?