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Punch

Un artículo de Eduard Terrades || 20 / 5 / 2012
Pantalla Invisible

Pese a quien pese, la cinematografía surcoreana es una de las más fecundas del continente asiático, a la vez que uno de los pilares industriales por los cuales se sostiene el país (a través de las estructuras empresariales conocidas como “chaebol”). Es sabido que uno de los géneros predilectos entre sus conciudadanos es el drama exasperado, lacrimógeno; una manera loable que tienen para desahogarse de la presión a la que están sometidos diariamente, y que no sólo abarca la industria del cine, sino que se extiende también al medio televisivo. Muchas pasan desapercibidas, otras caen rápidamente en la mediocridad, y hay algunas de elegidas que consiguen aunar público y crítica a partes iguales: Punch (2011) es una comedia dramática que entra en esta última categoría, y lo hace a través de personajes muy inocentes, muy humanos, cuyo carácter y vivencias cotidianas provoca que nos sintamos identificados con ellos, que los entendamos y respetemos. Una estupenda producción de Han Lee (Garden of Heaven) que se convirtió de la noche a la mañana en el sleeper del pasado año, y a la postre uno de los mejores largometrajes agenéricos del último lustro.

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Won-deuk (Yoo Ah-in) es un malhumorado joven que ha tenido una infancia difícil: vive con su padre y su tío autista, dos artistas que se dedican a deambular por mercados y ferias ambulantes mientras demuestran sus talentosas aptitudes con el claqué y la mímica, y además no llegó a conocer a su madre, que los abandonó cuando él aún no tenía uso de razón. Su pasotismo hace que no sea bien visto en el instituto y sobretodo por su tutor (Kim Yun-seok), un hombre de mediana edad que vive casualmente en el ático del edificio adyacente y ahogado por las deudas económicas. Casualmente dispone de información relevante sobre el paradero de su progenitora, descubriendo que malvive en la iglesia del mismo barrio en el que residen porque al ser filipina es marginada por los propios coreanos. Para que no eche a perder su juventud, además de proponerle un encuentro formal con ella, le incita a que canalice su violencia (que suelen pagarla sus vecinos de escalera) hacía el kickboxing y tome en consideración la amistad sentimental que le ofrece su compañera de pupitre (Kang Byul). Poco a poco los problemas de todos los personajes se irán entrelazando hasta convertirse en un tejido social familiar, una camaradería que les permitirá conocer sus propios límites, sus inquietudes venideras y sus principales frustraciones típicas de la clase obrera a la que pertenecen.

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Nos comentaba una intérprete de la ciudad de Changwon que producciones como Punch son las que les gusta visionar a los coreanos en pantalla grande; las que consiguen poner de acuerdo a crítica y público en cuanto a criterios subjetivos, más allá de las cualidades técnicas, que indiscutiblemente las tiene, ya que de forma sublime y sutil consigue combinar a ratos drama, a ratos momento de pura comicidad autóctona, sin caer en la mala indefinición genérica en la que un relato de estas características podría caer a consecuencia de su progresión dramática y de su difuminada estructura narrativa. Además hay que saber valorar las perfiladas interpretaciones que ofrecen Yoo Ah-in y Kim Yun-seok (visto recientemente en la sobrevalorada The Yellow Sea). Pero si hay algo que juega un papel destacable en la perfecta comunión genérica es su puesta en escena, sobria pero adecuada al tipo de historia que se explica, conjugada con un ritmo que no decae en todo el metraje y un excelente uso de la luminosidad diurna para las secuencias exteriores, dotándose de una naturalidad embriagadora y costumbrista (gracias a las labores en fotografía de Cho Yong-kyô, tarea que aún aplicó con mayor determinación naturalista en Secret Sunshine). No en vano consiguió vender más de 5 millones de entradas en suelo coreano, posicionándose como la tercera película nacional en el ranking anual. En realidad el realizador parte de un material ajeno ya que adapta una novela de Kim Ryeo-ryeong, que se publicó discretamente hace cuatro años, pero que a través de las redes sociales fue creciendo en popularidad.

A falta de poder leer el manuscrito original en un idioma entendible, al menos nos da la sensación que ha sabido exprimirle toda la salsa a un relato en el que la cotidianeidad se fusiona con los sentimientos, experiencias y frustraciones de unos personajes poco amigables, pero que a base de golpearse con la misma piedra van interactuando, conociéndose y volviéndose mucho más sociables de lo que aparentemente son. Y ese cambio no solamente se da en los personajes principales, sino que incluso se refleja en esos secundarios que muestran una apacible monotonía en su vidas: desde el entrenador del centro esportivo en donde Deuk practica artes marciales, hasta el árabe reconvertido en católico que ejerce como capellán en el centro cristiano local, pasando por la atolondrada vecina que siente una pasión carnal por el tutor. Es esta sencillez la que ha conmovido al público local (y foráneo), del mismo modo que el costumbrismo nipón cautiva en las ficciones narrativas (muchas de ellas adaptadas decentemente en imagen real) de por ejemplo Kyoichi Katayama o Hiromi Kawakami, a la par que permite una cierta identificación emocional con la humildad que predica. Y como encima está bien escrita y filmada, podemos otorgarle el mismo distintivo especial que los propios coreanos le han otorgado, a pesar de que ya damos por hecho que nunca saldrá de sus fronteras porque el público de aquí solo está entestado en valorar thrillers clónicos, cuya crueldad innecesaria marca su popularidad. Una pena porque una amplitud de miras permitiría que las comedias dramáticas surcoreanas dieran en Occidente el golpe definitivo que necesitan.

Ediciones disponibles: únicamente se puede adquirir el DVD (zona 3) / Blu Ray (región A) original que viene en distintas modalidades para coleccionistas. La que tenemos viene con una caja que incluye una postal, una tira de filme con varios fotogramas y un disco complementario de extras con making of, audiocomentarios, etc.





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