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Desire to kill: kill or be killed…

Un artículo de Eduard Terrades Vicens || 29 / 7 / 2013
Pantalla Invisible

Comparte algunos vagos paralelismos con Old Boy, parece ser que ambos realizadores tomaron de referencia para construir esta ‘grandguiñolesca’ oda al retorcido cine de venganzas de Corea del Sur.

El mal llamado cine de crueldad vengativa que se practica en la cinematografía surcoreana adquiere cuotas de paroxismo en Desire to Kill (2010), discreta e entretenida producción -conocida en ciertos círculos como Enemy at the Dead End-, cuya originalidad y rasgo diferencial con respecto a otros filmes similares recae en que toda su trama se localiza en un apacible hospital, alejado de las grandes conglomeraciones urbanas: el pasado violento de dos convalecientes que comparten la misma habitación engendra un enrarecido clima de maldad in crescendo que hace tambalear los propios cimientos del centro.

Opera prima de Owen Cho y Kim Sang-hwa, estamos ante una desmesurada locura que encuentra su mayor baza en el juego del gato y el ratón que se establece entre los dos enfermos, encarnados respectivamente por Yu Hae-jin y Chun Ho-jin, en un duelo interpretativo que algunos les recordará al que protagonizaron los actores Choi Min-sik y Yu Ji-tae en Old Boy (Park Chan-wook, 2003), producción con la que comparte algunos vagos paralelismos y que parece ser que ambos realizadores tomaron de referencia para construir esta ‘grandguiñolesca’ oda al retorcido cine de venganzas de Corea del Sur.

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Un paciente que ha perdido a su amante yace ingresado en la ala psiquiátrica de un hospital residencial al padecer tendencias suicidas, hasta que un día le ponen de compañero de habitación a un hombre que padece amnesia de resultas de haber padecido un misterioso accidente. Poco a poco entablarán una extraña relación e indagarán en los sentimientos y las vivencias de cada uno, hasta que se den cuenta de que ambos mantuvieron un affaire amoroso con la misma mujer, momento en que la convivencia se hará insoportable y los deseos violentos se volverán extremadamente peligrosos para su supervivencia. El enfrentamiento entre los dos pacientes será inevitable. Constantemente, el verdugo se convertirá en víctima. Pero lo más sorprendente es la casualidad de su encuentro en el mismo espacio: ¿Cómo puede ser que ambos hayan ido a parar al mismo hospital? ¿Cómo pueden compartir la misma habitación? ¿Y si alguna persona que trabaja en ese centro conoce sus patéticos pasados y les hubiera tendido una emboscada?

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Los últimos diez minutos son claves para desentrañar el quid de la cuestión. Por desgracia, lo que parecía una buena idea para justificar el estado desquiciado de ambos enfermos y el hecho de que se encuentren en el mismo habitáculo, resulta demasiado rocambolesco y pueril cuando se aclara los porqués de sus ingresos cama con cama. No tanto por el trágico pasado de ambos personajes, ni por la inhumanidad que se sustrae de las acciones que cometieron durante los años previos a su ingresado, sino por la manera en que se justifica la venganza y la persona que la lleva a cabo, cuyas maquinaciones resultan consistentes pero muy mal llevadas a la práctica. Incluso temporalmente resulta muy poco probable de que esa venganza se consuma en los años transcurridos entre el flashback, donde se narra con poco esmero lo que sucedió y el rencor generado, y el presente actual. Algo chirría. Tampoco resulta demasiado creíble desde el punto de vista dramático; parece que rizar el rizo sea la única manera de cerrar un relato que no necesitaba de florituras extras para acercarlo a una complejidad argumental innecesaria.

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En resumidas cuentas, el filme funciona de forma independiente durante su primera hora y cuarto, mientras que los últimos quince minutos, directamente, se los pudieran haber ahorrado, pues, sin desligarse de la trama central, la conclusión que se plantea no resulta verosímil y tampoco se sobrepone a la verdadera existencia maléfica que se halla en los genes de los dos personajes principales. Abstenerse, pues, del segundo clímax final puede ser altamente recomendable para evitar decepciones de última hora. Mejor quedarse con las virtudes iniciales de este filme de intriga, cuyo objetivo debería haber sido el de entretener sin caer en la pretenciosidad final.

Ediciones disponibles: editada en Inglaterra únicamente en DVD por el sello Terracotta Distribution, en una edición que incluye abundante material extra, a saber: making of, presentación del filme a cargo de Yu Hae-jin y entrevistas al equipo de reparto.




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La sección en donde se dará a conocer obras perdidas del cine, de ayer y de hoy, con el objetivo de que lleguen al espectador con mayores inquietudes cinéfilas

Actualización: Lunes.

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