“Wiig y McCarthy interpretan a un par de autoras sin reconocimiento que escriben un libro afirmando que los fantasmas son reales. Unos años después, Wiig obtiene un prestigioso puesto de enseñanza en Columbia U (de la misma forma que en el original, la película tiene lugar en Nueva York, aunque se ruede en Boston). Algo que es fantástico, hasta que su libro reaparece y la academia entera se ríe de ella. Wiig se reúne con McCarthy y las otras dos vaqueras de los protones empaquetados, y obtiene una dulce venganza cuando los fantasmas invaden Manhattan y ella y su equipo tienen que salvar el mundo”.
Así reza la sinopsis de Los Cazafantasmas, que previsiblemente cuando sea traducida en nuestro país lo haga como Las Cazafantasmas. Una película cuyo inicio del rodaje coincide con la difusión de su trama, para llegar holgadamente a su estreno fijado para julio de 2016.
Curiosamente, que su trama cuestione la existencia de fantasmas pone en cuestión la supuesta relación que la cinta iba a tener con el clásico de Bill Murray y compañía. Dan Aykroyd precisamente acababa de afirmar que habría referencias a la cinta, en una entrevista con Spinoff Online donde contaba que “se refiere a las dos primeras películas de una forma limpia y con clase, pero va a presentarlas a una nueva generación de chicas que querrán ser Cazafantasmas. Siempre las necesitamos”.
Al margen de esta supuesta incoherencia, la noticia también coincide con la revelación de Emma Stone de los motivos por los que despreció aparecer en la película: “El guion era realmente divertido… Simplemente sentí que no era el momento apropiado para mí. Una franquicia es un gran compromiso, algo pleno. Creo que quizá necesitaba un minuto antes de sumergirme en esas aguas”.