¿Es The Artist la mejor película del año? Los cinco mil setecientos cincuenta y cinco miembros de la academia pensaron que sí. Una decisión respetable, pero con la que no necesariamente se debe comulgar. ¿Es más profunda y compleja que El árbol de la vida? ¿Más interesante que Shame?¿Pasará a la historia del cine de la misma manera que lo hará Drive?
Hace unas semanas Los Ángeles Times desvelaba quienes son los misteriosos miembros de la Academia. No destacaba su nacionalidad, pues se da por descontado que son estadounidenses. Lo que les llamaba la atención es que el 94% sean blancos, el 77% hombres, y que la media de edad esté en los 62 años.
Los premios Oscars se crearon para potenciar la industria cinematográfica y empujar a los ciudadanos a consumir cine. En esto del marketing los americanos son los pioneros y el resto de países siguió la iniciativa con unos premios a su cine autóctono. Se trata de un enfoque interesante, una especie de gala anuncio cuyo original se ha convertido en el espectáculo más visto de la televisión mundial. Como revulsivo a las taquillas de las cintas funciona a la perfección. Como sello de calidad generalmente también, pero con excepciones e injusticias. En algunos casos pequeñas, en otros mayúsculas. Estas son las que le vienen a uno (de forma personal, subjetiva y completamente rebatible) a la cabeza.
-Probablemente la injusticia más grande cometida este año sea haber concedido el Oscar al mejor actor a Jean Dujardin. El protagonista de The Artist es carismático y ofrece una interpretación más que sólida, pero su trabajo palidece ante el inconmensurable Michael Fassbender, que nos brinda en Shame una de las mejores interpretaciones de los últimos años. Curiosamente Fassbender ni siquiera estaba nominado, como tampoco lo estaba Ryan Goslin por Drive. Dos trabajos superiores al de Dujardin y al de otros nominados como, por ejemplo, George Clooney
-La categoría de mejor actor es tradicionalmente una de las más polémicas. El caso de Russell Crowe (que curiosamente ha mostrado este año su disconformidad con las nominaciones) es uno de los más sonados. En 2000 arrebataba el Oscar a Javier Bardem (nominado por Antes de que anochezca) gracias a su inexpresivo trabajo en Galdiator. Muchos consideran que esta injusticia venía de antes, la academia pretendía así deshacer el entuerto que provocó el año anterior cuando no concedió la estatuilla a Crowe por su interpretación en The Insider, el Dilema.
-Pero en esto de las injusticias no hay discriminación por razón de sexo. Nadie discute que Julia Roberts sea la novia de América. Tampoco parece mal que Hollywood quisiera formalizar esa relación premiándola por su gran trabajo en Erin Brockovich. Pero, ¿es que nadie reparó en Ellen Burstyn? Es más, ¿nadie reparó en Requiem por un Sueño, en general?
-Que Forrest Gump se llevara el Oscar a mejor película compitiendo contra Cadena Perpetua o Pulp Fiction es subjetivamente polémico. Las tres son grandes películas que tuvieron la mala suerte de coincidir en el mismo año. Lo que está fuera de toda opinión personal es que Quentin Tarantino merecía el Oscar a mejor director frente a Robert Zemeckis. Un error, que teniendo en cuenta el rumbo que ha tomado la carrera de Tarantino, es muy difícil que sea compensado.
-Rocky era una buena película que nos ha dejado una serie de secuelas infumables sin solución de final. Taxi Driver era una película genial que nos ha dejado una serie de secuencias y frases tan míticas como el “Are you talking to me?” de De Niro ante el espejo. Sin embargo, los miembros de la Academia decidieron premiar a la cinta de Stallone frente a la de Scorsese. Algo que en perspectiva es poco menos que aberrante.
-El caso de Crash es diferente, Crash no era una buena película. Probablemente ni siquiera merecería estar nominada. Sin embargo le arrebató la estatuilla a Brokeback Montain, una de las cintasdel año. La película de Ang Lee figuraba como favorita en todas las quinielas y que no se llevara el Oscar sorprendió incluso a Jack Nicholson, encargado de abrir el sobre ese año.
-Pero si hablamos de injusticias en los Oscars el año 1998 debería marcarse en rojo. Vamos por partes. Roberto Benigni es un cómico formidable. Un showman único y en ocasiones un director destacable. Pero en ningún caso es un gran actor, y menos si comparamos su trabajo en La Vida es Bella con el de Eduard Norton en American History X. Pero muchos vieron en este error un pecado venial al compararlo con la enorme injusticia que supuso que Shakespeare in Love robara el Oscar a La Vida es Bella. Y recordamos que competía con otra gran película como Salvar al Soldado Ryan. Con tamaños despropósitos nadie reparó en que Gwyneth Paltrow robara injustamente la preciada estatuilla a Fernanda Montenegro por su trabajo en Estación Central de Brasil
La historia de los Oscars está llena de injusticias y no hay espacio aquí para hacer referencia a todas ellas. Kramer contra Kramer derrotó a Apocalipse Now. Afred Hichock fue ninguneado sistemáticamente, como, en menor medida, lo está siendo Woody Allen. Scorsese nunca ha ganado un Oscar. Películas extranjeras como Amelie o El Cartero y Pablo Neruda han sido relegadas a premios de segunda categoría. Las cintas de animación se menosprecian a pesar de títulos como Persepolis o Wall-e... Muchas de estas injusticias no se reconocieron en su día y fue el paso del tiempo el que puso en evidencia el error cometido.
Igual dentro de unos años, en otra recopilación similar a la que nos ocupa, alguien clame al cielo por aquella película muda, aquel film francés que fue sobrevalorado en su momento y del que hoy, en este futuro hipotético, nadie se acuerda. El tiempo dirá.