Vuelta a los tiempos de consolas diferenciadas para Japón-Europa. Eso podría deducirse juzgando las palabras del presidente de Microsoft Japón Yasuyuki Higuchi, quien recientemente explicó que la nueva consola Xbox One llegaría a Japón en 2014 (algo inédito, cuando los usuarios están acostumbrados a que si hay un retraso lo padezca Europa) y que ahora va más lejos al confesar sus temores a propósito del territorio nipón.
"Está realizada para una audiencia occidental, estamos pensando si la publicamos tal y como es o no en Japón", explicaba. "Para ser honesto, publicarla así sería difícil", remataba después apuntando a que la nueva versión de la consola es algo más que una posibilidad.
Para Higuchi (y para el equipo de Microsoft implicado en ello por extensión) la idea de un aparato que pueda ser el centro del salón tiene sentido en EEUU y Europa, pero no en Japón, donde buscan algo más enfocado al videojuego. Adicionalmente, el cambio de costumbres está dando más repercusión que nunca a tablets y smartphones para jugar, algo que deja al mercado tradicional todavía en una situación más peliaguda que en occidente.
"Hemos de preparar contenido adicional para Japón", prosigue Higuchi en la entrevista publicada en la británica EDGE. "¿Qué es lo mejor? ¿a qué responden los consumidores japoneses hoy? A esas preguntas nos enfrentamos". Posteriormente incluso añadía que ante la incertidumbre siente la tentación de preguntar a los usuarios por posibles ideas.