¿Qué decir a estas alturas sobre la genialidad de las películas animadas de Pixar? Casi por no repetirnos tanto, empezaremos nuestra crítica de WALL·E citando sus defectos. Sí, los tiene... aunque eso no le impida ser otra extraordinaria propuesta de su productora.

Antoine, un acomodado publicista francés (Albert Dupontel) celebra su 42 cumpleaños rompiendo con todo lo que cualquiera ha deseado tener y él posee: un empleo magnífico, una casa de revista, una esposa guapa, unos hijos excelentes, un considerable grupo de amigos… por fin se decide a vivir de verdad, sin hipocresías, ni ataduras, ni mentiras. Lo deja todo para vivir de verdad.

Estreno en España, pasados 35 años desde su realización, de un título clave en la filmografía de Alexander Kluge, prototipo del cine de autor. Resulta más provechoso leer una monografía sobre este director alemán o asistir a un ciclo bien organizado sobre su obra que resistir esta proyección.

Continúan las andanzas del explorador Rick O’Connell y su familia, que en esta ocasión se trasladan a China para intentar detener a la poderosa momia de un emperador que amenaza con arrasar con todo.

Película de suspense menor, acerca de un niño clonado del Damien de ‘La Profecía’ que hace la vida imposible a sus secuestradores. Con Josh Holloway (‘Perdidos’) y Sarah Wayne Callies (‘Prison Break’) en los papeles principales, nos hallamos ante un producto ideal para huir de los calores estivales y hasta de uno mismo, aunque provocará más escalofríos el aire acondicionado que la ficción.

La esposa e hija de Hungai marchan a la capital para tratar una grave dolencia de la pequeña. No son las únicas que se marchan. Poco a poco, Hungai observa como es el único que resiste las duras condiciones de vida de la estepa mongol. Con abrumadora paciencia, Hungai planta árboles intentando detener el avance del desierto.

Debut como documentalista cinematográfica de Amy Berg, ganadora de dos Emmy por sus reportajes para la CBS. Con el bagaje de una experiencia contrastada en temas sociales, Berg traza una crónica demoledora de la pedofilia en el seno de la Iglesia, problema que para las jerarquías católicas más parece un defectillo en la práctica sacerdotal que un crimen contra los más desvalidos.

Serie nacida 40 años atrás, vuelve con la esperanza de mantener su nombre y tratar de exprimir la taquilla como lo hicieron algunas de sus compañeras con su adaptación.

Después de una primera entrega cinematográfica, estrenada hace ya diez años, que dejó indiferente a casi todo el mundo, el creador de la serie televisiva ‘Expediente X’, Chris Carter, toma las riendas de un segundo film que, descuidando la intriga, se centra en las cuitas existenciales de los ahora ex-agentes del FBI Fox Mulder y Dana Scully.

Ray (Colin Farrell) y Ken (Brendan Gleeson) son dos asesinos irlandeses cuyo último encargo ha terminado fatal. Su jefe (Ralph Fiennes) los retira una temporada a Brujas a disfrutar del turismo. El veterano Ken lo hace, pero Ray se desespera en una ciudad sin alicientes. Pronto sabrán que su estancia allí no es lo que creían.