Del sensor de vitalidad de Nintendo se sabe poco, y lo poco que se sabe es extraño. Como aquello de que Iwata se sentía en su salsa viendo el desprecio que generaba y que anunciábamos en verano. A su modo de ver, el desdén se explicaba en que el invento era una verdadera novedad, y también en su momento la doble pantalla de DS o el control de Wii generaron dudas.
En todo caso, el conejo de la chistera del pasado E3, volverá al escenario del crimen a probar suerte, esta vez pretendiendo mayor claridad. En su segunda presentación en la feria, deberíamos entender para qué sirve que un videojuego controle nuestro pulso, cuales serán los juegos compatibles y cual será la gracia. "No daremos pistas hasta entonces" ha sido todo lo que se ha dicho desde la compañía.
Lejos en todo caso de un tema que parece no interesar demasiado más allá de la curiosidad por ver cómo Nintendo lo resuelve, hay otro que interesando sólo a unos pocos seguidores ha creado entre ellos gran entusiasmo. Y suscitado envidias. Porque sólo el club Nintendo de Japón está encargándose de ofrecere a sus miembros Platinum míticas hand held con el juego Ball, un clásico y pieza de coleccionismo. Algunos se preguntan por qué no se hace algo parecido en otros países.